La Habana se prepara para su cita con 'el socio del barrio' (galería)
La Habana - La realidad es a veces más extraña y sorprendente que cualquier ficción.
Pocos habrían podido predecir hace un año y casi cuatro meses que un presidente activo de Estados Unidos viajaría a La Habana y emitiría un mensaje por la televisión a todos los cubanos. O que lanzaría la primera bola en el principal estadio cubano para inaugurar un partido de béeisbol entre equipos de los dos países, tan rivales en ese deporte como lo han sido en sus tormentosas relaciones de más de medio siglo.
El arribo del Air Force One con Obama, su esposa MIchelle y sus hijas, se espera hoy poco después de las 17:00 horas locales (21:00 GMT).
Aunque la mayoría de los cubanos entiende que la simple llegada del presidente de los Estados Unidos no cambiará la situación del país, sí hay expectativa, dada su popularidad en la Isla.
En general, la población ve con buenos ojos la visita. Desde los miniempresarios beneficiados por el aumento del turismo, hasta quienes, sin haber sentido todavía en sus vidas el impacto del deshielo, abrigan ilusiones en una mejora en su nivel de vida.
Mientras observaba los arreglos de la emblemática avenida del Prado, por donde se espera transite la comitiva presidencial, Juana, residente en la Habana Vieja, exclamó 'ahora Dios quiera que el pueblo de a pie mejore con las buenas nuevas y el gobierno cubano ayude en eso'.
No cabe duda que el cubano suele ser genial, gráfico e incisivo. Y al hablar sobre la inminente visita de Obama, se refieren al presidente de EEUU como si fuera un socio del barrio.
Raydel (nombre cambiado a petición), un estudiante de Derecho, agradece que con el inicio de la normalización 'se ha ganado algo, ha bajado la propaganda antiimperialista y además, ya no pueden acudir al miedo de que nos invaden (militarmente)'.
Josefa, ama de casa, preguntó a las puertas de un agromercado si va a bajar de precio la libra de tomate en el agro, traerá Obama un convenio para vender en Cuba carne de res a precios bajos. O, por casualidad, defenderá una mejoría de las pensiones de los jubilados. 'Si así fuera, tendría sentido su visita. De lo contrario el único que se beneficia es el gobierno', anotó.
Vicente, un viejo militante comunista, señaló que 'hay muchos que, por ignorancia, ingenuidad o desespero (o las tres cosas juntas) piensan que Obama va a venir con mucho dinero para resolver sus problemas. Por suerte, existen también muchos que saben perfectamente que nuestra mejoría de calidad de vida solo depende de nosotros mismos'.
De otro lado, Martha Betancourt, de 45 años, preguntó 'por qué razón Obama viaja a La Habana con la bandera de los derechos humanos de los cubanos?'. 'Los Estados Unidos no tienen derecho de imponer sus ideas a nadie', dijo enfática.
Obama, afirmó el lunes 14 de marzo que en el proceso de normalización con Cuba no se trata de 'hacer concesiones' al gobierno de Raúl Castro y dijo que Washington no ignora las 'violaciones' a los derechos humanos en la Isla.
Salvo ajustes de último momento por los equipos coordinadores de una y otra parte, el programa oficial ya fue perfilado.
Obama pronunciará un discurso en el Gran Teatro de La Habana, hoy denominado Teatro Alicia Alonso. Su alocución por televisión, un verdadero acontecimiento, es muy esperada.
También sostendrá una reunión con emprendedores, un encuentro con la sociedad civil, actividades en la Habana Vieja y un encuentro con el cardenal Jaime Ortega.
El lunes se reunirá con el presidente Raúl Castro y depositará una ofrenda floral ante el monumento a José Martí. Con Obama viajarán a la Isla el secretario de Estado John Kerry y otras importantes figuras de su Gobierno, además de decenas de congresistas de republicanos y demócratas.
En la noche habrá una cena de Estado en el Palacio de la Revolución. El martes se reunirá con miembros de la sociedad civil cubana, entre los que habrá varios activistas de derechos humanos.
En la tarde, le espera el partido de béisbol entre la selección nacional y los Tampa Bay Rays, que se disputará en el Estadio Latinoamericano, antes de emprender viaje hacia Argentina, su próxima escala.