Familia boricua vivió horas tensas durante el golpe en Turquía
Las maletas estaban listas. Mayra Febus se dirigía junto a su esposo Peter y su hijo de trece años a Antalya, Turquía; donde anticipaban pasar un mes rodeados de arte y nuevas experiencias.
El arribo a tierra turca se realizó con miras al 'EXPO 2016', donde la pareja trabajaría para presentar exposiciones de arte.
Los días parecían transcurrir en perfecto orden para la familia boricua. Del hotel a la exposición, a comer, conocer lugares y luego regresar a dormir; no obstante, según relató Febus a NotiCel, la mañana y la tarde del viernes resultaron 'más extrañas de lo normal'.
'Fuimos al ‘expo' a trabajar y se sentía un poquito tenso el ambiente desde temprano porque el presidente de Turquía (Tayyip Erdogan) se supone que viniera hoy -sábado- a visitar. Así que la seguridad ayer (viernes) era como un poquito más extrema, hasta te chequeaban todas las bolsas', contó la mujer, vecina de San Juan.
Sin embargo, al culminar labores, un grupo de compañeros que sumaban 13 personas invitó a la pareja boricua a cenar en un restaurante que según dijeron, les recordaba al Viejo San Juan.
'Estábamos todos sentados comiendo una cena tradicional turca y lo primero raro que pasó es que la mesa de atrás de nosotros, donde había como 15 personas, empezó a cantar algo en turco que ni sabemos qué era. Cuando las personas empezaron a cantar yo pensé que estaban cantando Happy Birthday en turco o qué sé yo. Así que como todo boricua, empezamos a aplaudir nosotros para acompañar el cántico y así sentirnos parte de ellos. Pero nos dimos cuenta que algo pasaba, porque al segundo de aplaudir, nos miraron súper mal', relató.
Al mismo tiempo, el guía de la pareja sostenía una conversación telefónica con su novia, quien sí estaba en la ciudad turca, Estambul.
'Cuando él estaba hablando con ella se escuchaba todo lo que estaba pasando. Se escuchaban los aviones pasando. Se escuchaba la gente. En un abrir y cerrar de ojos todo cambió, miramos alrededor y ya no había nadie en el restaurante', recordó.
Y ahí uno de nuestros amigo nos cuenta lo del golpe de Estado y nos dice: 'hay un toque de queda ahora, lo que significa que nos tenemos que ir'.
'Nosotros no sabíamos cómo reaccionar. Lo único que sé es que en este punto ya estábamos corriendo en la calle. Todo el mundo corriendo, pidiendo taxis' explica Febres mientras indica que a pesar de que el lugar donde estaba queda aproximadamente a 350 kilómetros de la capital turca, toda la ciudad 'tenía necesidad de protección'.
Inmediatamente, la pareja junto a su hijo y amigos decidió volver a la guagua en la que llegaron hasta la cena.
'Los amigos nos dijeron que sacáramos dinero por si pasaba lo que sea. Paramos en un cajero automático pero ya no servían. Estábamos desesperados. Luego llegamos al hotel y nos dijeron ‘ya no tienen permiso para salir. Usen el internet mientras puedan porque puede ser que lo desconecten'. En varias horas ya no teníamos Twitter, ya no teníamos Facebook, ya no había nada pero gracias a Dios yo, aunque no soy de escribir ni poner nada en Facebook, había grabado antes un video corto para decirle a mis familiares que estábamos bien'.
Rodeados de seguridad y sobre todo de medios de comunicación, la noche pareció continuar su curso en Antalya, Turquía; pero esta familia puertorriqueña no lograba conciliar el sueño.
'Aprovechamos no poder dormir e hicimos una reunión con el staff de trabajo pero todos los aeropuertos estaban cerrados y no sabíamos qué hacer. Esperamos y hoy en la mañana nos llamaron. Como el EXPO está relacionado al gobierno, ellos quieren demostrar que tienen el control así que nos llamaron y nos dijeron que todo seguía en pie e iba bien', dijo en conversación con NotiCel.
'Tuvimos que trabajar pero el teatro está vacío porque mucha gente de Turquía no quiere salir, no quiere hablar, no quiere hacer nada. Yo intento hablar con ellos, tener empatía, pero por más que intento no lo logro porque uno no tiene ese feeling de lo que podría ser un golpe de estado', culminó Febus, quien espera ansiosa la llegada del próximo domingo para regresar a tierra boricua.
Unas 60 personas murieron durante el levantamiento que ha tenido consecuencia de arresto para 130 militares hasta ahora.