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Michelle Obama: la diversidad 'no es una amenaza, es lo que somos'

Michelle Obama centró hoy su último discurso oficial en los jóvenes, a quienes pidió que abracen la esperanza frente al miedo, así como la 'gloriosa diversidad' de EEUU, al declarar entre lágrimas que ejercer de primera dama en los últimos ocho años ha sido 'el mayor honor' de su vida.

Aunque todavía le quedan dos semanas en la Casa Blanca, hasta el 20 de enero, la de hoy fue su última intervención pública y Michelle Obama eligió que fuera durante un acto sobre educación, una de sus prioridades como primera dama.

Haber sido la primera dama de EEUU en los últimos ocho años 'ha sido el mayor honor de mi vida, y espero haberles hecho sentirse orgullosos', declaró Obama entre lágrimas.

Fue un discurso muy emotivo que pronunció con la voz entrecortada por momentos y con un objetivo claro: 'Quiero que todos nuestros jóvenes sepan que este país les pertenece a ustedes, a todos ustedes, de todos los orígenes y formas de vida'.

'Quiero que nuestros jóvenes sepan que importan, que pertenecen (al país). Así que no tengan miedo. Me escuchan, jóvenes? No tengan miedo. Estén centrados. Sean decididos. Tengan esperanza', enfatizó la primera dama.

Porque 'es nuestra creencia fundamental en el poder de la esperanza lo que nos ha permitido elevarnos por encima de las voces de la duda y la división, la ira y el miedo que hemos enfrentado en nuestras propias vidas y en la vida de este país', argumentó a continuación.

Michelle Obama no mencionó en ningún momento al presidente electo de EEUU, Donald Trump, pero su discurso pareció un alegato en favor de ese 'poder de la esperanza' y contrario a la retórica divisiva y agresiva usada por el magnate durante la campaña.

Así, tuvo palabras para los inmigrantes, de quienes dijo: 'Son parte de una orgullosa tradición estadounidense, la incorporación de nuevas culturas, talentos e ideas, generación tras generación, que nos ha convertido en el mejor país de la Tierra'.

Asimismo, destacó que 'la diversidad religiosa es también una gran tradición estadounidense'.

'Nuestra gloriosa diversidad, de creencias, colores y credos, no es una amenaza a quiénes somos, nos hace lo que somos', añadió Obama.

Comentó, por otro lado, que 'con mucho trabajo duro y una buena educación todo es posible, incluso llegar a ser presidente', y que 'de eso trata el sueño americano', al recordar que ella y su marido, el presidente saliente, Barack Obama, empezaron 'con muy poco'.

La primera dama fue una de las voces más críticas hacia Trump durante la campaña electoral, pero tras la victoria del republicano en los comicios de noviembre se ha dedicado junto al presidente Obama a trabajar para que la transición de poder en la Casa Blanca se realice sin complicaciones.

El acto en el que hoy dio su último discurso oficial como primera dama fue para homenajear al consejero escolar del año.

La educación ha sido una de las prioridades de Michelle Obama en la Casa Blanca, al igual que promover la alimentación sana y el ejercicio físico, y trabajar para mejorar las vidas de los veteranos de guerra y sus familias.

A comienzos de 2015, la primera dama lanzó una iniciativa para romper barreras que impiden acceder a la educación a millones de niñas y adolescentes en todo el mundo y que van del coste de los estudios al miedo a ser secuestradas o abusadas en la escuela.

'Me veo en esas niñas. Veo a mis hijas en esas niñas', ha dicho en varias ocasiones Obama, graduada en Derecho por la Universidad de Harvard.

Esa campaña, bautizada 'Let Girls Learn' ('Dejad que las niñas aprendan'), la llevó de gira por varios países, entre ellos España, donde estuvo a mediados del año pasado.

Por otro lado, al poco de llegar a la Casa Blanca en 2009, la primera dama montó un huerto en los jardines de la residencia presidencial y desde 2010 ha sido la cabeza visible del programa 'Let's Move!' ('Movámonos!'), orientado a animar a los niños a seguir una dieta saludable y hacer ejercicio.

No obstante, como ella misma ha señalado, su labor más importante en la Casa Blanca ha sido la de 'mamá en jefe' de sus dos hijas, Malia y Sasha, para procurar que llevaran una vida lo más normal posible y alejada, salvo ocasiones puntuales, de la atención mediática.