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La policía que mató a un joven negro en Minnesota alega que fue un accidente

Su defensa es que se trató de "un error" pues confundió su pistola con un arma de electrochoque o táser.

Daunte Wright, que tenía 20 años, falleció el pasado 11 de abril a manos de la policía Kimberly Potter.
Foto: EFE

LOS ÁNGELES - La defensa de Kimberly Potter, la exagente de Policía del estado de Minnesota acusada de homicidio por terminar con la vida del afroamericano Daunte Wright, señaló este miércoles que se trató de "un error" pues la mujer confundió su pistola con un arma de electrochoque o táser.

En los argumentos de apertura del juicio, el abogado defensor, Paul Engh, dijo que Potter es un “ser humano” que cometió “un error” al matar accidentalmente a Wright.

“Ella se dio cuenta inmediatamente de lo que había sucedido, para su eterno e interminable arrepentimiento”, señaló Engh.

Wright, que tenía 20 años, falleció el pasado 11 de abril a manos de Potter, quien, según la versión oficial, le disparó tras confundir su pistola con un arma de electrochoque, también conocida como táser.

La expolicía, que es blanca y llevaba 26 años en el Departamento de Policía de Brooklyn Center (un suburbio de Mineápolis), fue detenida días después de su dimisión del cuerpo e imputada por un delito de homicidio involuntario.

Se espera que la propia Potter comparezca en su defensa durante el juicio, que se celebra en la corte del condado de Hennepin (Minnesota).

Tras el disparo fatal, las autoridades locales mostraron un video en el que se ve cómo tres agentes se aproximan al vehículo de Wright y uno de ellos intenta esposarle, pero el joven se resiste.

Entonces, tal y como se ve en la grabación, comienza un forcejeo y Potter saca su pistola mientras grita a modo de aviso: "¡táser! ¡táser! ¡táser!". Después se oye un disparo y la agente exclama con sorpresa: "¡Le disparé!".

Ese mismo vídeo fue mostrado este miércoles en la corte por parte de la Fiscalía, que argumentó que los agentes de Policía están “para proteger la vida, no quitarla”.

El trágico episodio avivó las tensiones en Mineápolis, que ya estaban a flor de piel debido al juicio contra el expolicía Derek Chauvin por la muerte del afroamericano George Floyd, grabada en un video que el año pasado dio la vuelta al mundo y provocó protestas históricas contra la brutalidad policial y el racismo.