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El rol trascendental de las universidades en el manejo de las emergencias

El licenciado Walter O. Alomar Jiménez advierte que Junta de Supervisión Fiscal debe reevaluar su posición sobre el presupuesto asignado a la UPR y, por ende, detener las reducciones contempladas.

Lcdo. Walter Alomar
Foto: Sumunistrada

Los desastres naturales y emergencias alrededor del mundo continúan en aumento y se producen cada vez con mayor frecuencia. Expertos apuntan al calentamiento global y a la gran cantidad de nuevas actividades humanas como las causas principales del cambio climático y el origen de estos fenómenos.

Solo basta con mencionar los incendios forestales en Australia que han devastado sobre 26 millones de acres; el ciclón tropical Harold, categoría 4, cuyos vientos de 145 millas por hora causaron estragos e inundaciones en las islas del Pacífico; actividades volcánicas y sísmicas en Islandia; tornados en Estados Unidos; y, actualmente, la pandemia del Covid-19.

Debido a esto, muchas universidades han adoptado un rol más activo en la respuesta y manejo de este tipo de emergencias. Las universidades tienen la capacidad para analizar, estudiar y adoptar planes y políticas para responder de manera más efectiva ante estas eventualidades. También, son lugares idóneos donde pueden converger ideas de la empresa privada, gobierno y la academia. Las instituciones de educación superior cuentan con la infraestructura física y tecnológica para realizar investigaciones que permiten diseminar el conocimiento e implementar estrategias asertivas que reducen el impacto a la salud, ambiente y economía que provoca un desastre natural.

La Universidad de Puerto Rico (UPR) no ha sido la excepción y ha asumido un rol protagónico durante los más recientes eventos catastróficos que han afectado a nuestra isla.

Como eje central de la educación, mediante su diversificado repertorio de programas académicos, centros de investigación, facultad y estudiantado, la UPR ha desarrollado e implementado medidas de asistencia para los sectores más vulnerables de la población.

Luego de la devastación del huracán María en el año 2017, la UPR utilizó sus instalaciones como refugio y centro de acopio de alimentos y artículos de primera necesidad, los cuales fueron distribuidos a través de los 78 municipios.

Además, la institución colaboró con el gobierno central, la Cruz Roja Americana y otras entidades en el desarrollo de iniciativas y otorgamiento de ayudas a los ciudadanos. Los recintos del sistema universitario retomaron sus operaciones rápidamente, en comparación a otros países que han enfrentado fenómenos similares. Esto permitió que el primer centro docente en la isla ofreciera apoyo psicológico, servicios legales, alimentos y otras ayudas de forma directa a los estudiantes, empleados y población en general. Asimismo, bajo el lema “UPR se levanta” se recibieron donaciones para la creación de un fondo especial de becas a fines de proveer ayudas económicas a estudiantes necesitados.

Posteriormente, estudiantes y profesores brindaron a las comunidades servicios de medicina, enfermería, ingeniería, psicología, derecho, administración de empresas, entre otros. Todo esto a pesar de haber sufrido daños físicos y estructurales que superaron los $140 millones. La resiliencia de la UPR se hizo sentir a través de todo Puerto Rico.

Asimismo, la universidad comenzó a desarrollar proyectos y alianzas de colaboración para realizar investigaciones dirigidas a fortalecer la resiliencia y sostenibilidad para atender los retos que enfrentan las islas del Caribe ante los fenómenos atmosféricos y cambios socioeconómicos. Esto ha generado un incremento en recursos externos y fondos federales. Al tiempo que ha creado plataformas y oportunidades para los estudiantes, profesores e investigadores.

A finales del año pasado, una secuencia sísmica inusual provocó una serie de temblores en la isla, principalmente en la zona suroeste. La Red Sísmica de Puerto Rico, que forma parte del Departamento de Geología del Recinto Universitario de Mayagüez de la UPR, estuvo a cargo de brindar la información requerida y los datos científicos al Gobierno y al pueblo para entender y enfrentar esta emergencia. La organización cumplió con su misión de detectar, procesar e investigar la actividad sísmica de la región e informar oportunamente los resultados para fines de seguridad pública, educación, ingeniería e investigación científica.

De igual forma, nuestros profesores asesoraron al gobierno y nuestros ingenieros estructurales evaluaron y certificaron las condiciones de escuelas y otros edificios. Una vez más, la universidad ofreció servicios médicos y de psicología, orientación legal, y consejería a los damnificados.

Actualmente, en Puerto Rico y el mundo enfrentamos una crisis sin precedentes debido a la pandemia del Covid-19. El nuevo coronavirus ha provocado la muerte de más de 117 mil personas a nivel mundial; en la isla han fallecido 51 debido al letal virus.

Para atender esta emergencia de forma efectiva y asegurar el bienestar del pueblo puertorriqueño, el Gobierno de Puerto Rico creó un Comité Ejecutivo de Asesoría Médica o “Task Force Médico” compuesto mayormente por catedráticos del Recinto de Ciencias Médicas de la UPR, especializados en distintas áreas en el ámbito de la salud.

Además, la UPR ha obtenido asignaciones de fondos federales y locales para desarrollar proyectos de investigación, tratamientos y soluciones innovadoras para controlar el contagio, brindar atención médica y evitar este tipo de crisis sanitaria en el futuro. Por ejemplo, el Recinto de Río Piedras de la UPR diseñó el primer curso en línea para educar a los niños en torno a la pandemia y las medidas de prevención. El curso, de formato interactivo y un lenguaje fácil de entender, es libre de costo.

Por su parte, un grupo de estudiantes de Ingeniería Mecánica de nuestro Recinto Universitario de Mayagüez unió esfuerzos para producir caretas protectoras para el personal de salud que se encuentra en la línea de batalla durante esta epidemia.

Lo anterior demuestra que la UPR ha adoptado un rol proactivo y trascendental en la prevención y manejo de emergencias en Puerto Rico, mediante la aportación de sus recursos, profesores, estudiantes, laboratorios e investigaciones. Además, las emergencias que hemos tenido que enfrentar evidencian que la universidad es esencial para atender otros retos que tiene la isla e impulsar su desarrollo socioeconómico.

Ante esta realidad y mirando hacia el futuro, es imprescindible que la UPR expanda su capacidad para estudiar a fondo los riesgos asociados a los desastres naturales a los que Puerto Rico está expuesto y, de esta manera, poder establecer estrategias y protocolos para responder efectivamente. Algunos ejemplos de iniciativas en desarrollo incluyen el Centro de Respuesta Técnica e Innovación en el RUM, la alianza entre la organización sin fines de lucro Bluetide y la UPR para impulsar la economía de los océanos y proteger nuestras costas, el Instituto de Desastres Naturales de la Facultad de Derecho, centros de investigación en salud y medicina en el Recinto de Ciencias Médicas, entre otros. Para llevar a cabo esta importante misión es necesario que la UPR cuente con fondos suficientes de manera que pueda continuar atrayendo al personal más capacitado y contar con la infraestructura física y tecnología requerida.

La Junta de Supervisión Fiscal (JSF) no tomó en cuenta este aspecto al aprobar el Plan Fiscal de la UPR. De hecho, la propia JSF reconoce la importancia de la institución al autorizar la asignación de $1.7 millones para investigación científica relacionada al Covid-19. Ante este escenario, la JSF debe reevaluar su posición sobre el presupuesto asignado a la UPR y, por ende, detener las reducciones contempladas.

Ya es tiempo de reconsiderar los recortes y brindar mayores recursos al primer centro docente de Puerto Rico. Con dicho insumo de dinero, la UPR podrá crear una base sólida en educación, análisis, investigación e implementación de políticas y protocolos que reduzcan la pérdida de vidas y daños a la salud ante un desastre natural o una emergencia como la que enfrentamos hoy.

Ya la UPR lo ha hecho como parte de su compromiso con Puerto Rico, voluntariamente y pese a las reducciones ya impuestas. Es hora de incorporar el análisis de científicos y otros expertos en el manejo de emergencias y desastres naturales de forma estratégica y permanente con el apoyo de la universidad. No hay duda de que este tipo de eventos volverán a ocurrir y tenemos que estar preparados.

El autor es abogado y presidente de la Junta de Gobierno de la Universidad de Puerto Rico (UPR). Posee un bachillerato en Ingeniería Química y Juris Doctor de la Facultad de Derecho de la UPR, donde dicta cursos. Ostenta una maestría en Derecho de la Escuela de Derecho de la Universidad de George Washington.