2020: La gran oportunidad de Puerto Rico
Aun con todas las dificultades y contratiempos que la economía ha enfrentado este año, Antonio Medina delinea una estrategia para reactivarla.
Aun con todas las dificultades y contratiempos que nuestra economía ha enfrentado este año, tenemos de frente una gran oportunidad para transformarla y encaminarla hacia el deseado crecimiento económico que merece nuestro país.
Lo interesante de los tiempos que estamos viviendo es que aun cuando estamos en medio de la peor condición fiscal que ha tenido Puerto Rico en su historia moderna, el próximo gobernador o gobernadora tiene la oportunidad de convertir el desarrollo económico en su prioridad, transformando la economía con un plan a cinco años que nos encamine hacia el crecimiento. Para lograr esta agresiva meta, debemos de enfocar nuestros esfuerzos en las siguientes estrategias:
1. Gobernar con transparencia, utilizando de una forma eficiente los más de $20,000,000,000 en fondos CDBG-DR (“Community Development Block Grant Disaster Recovery Program”) y otros fondos federales ya asignados a Puerto Rico con motivo de los huracanes, terremotos y la pandemia.
2. Utilizar PROMESA estratégicamente para reducir gran parte de la deuda de Puerto Rico.
3. Trabajar junto al sector industrial para impulsar el renacimiento de la manufactura en Puerto Rico.
4. Enfocar los esfuerzos de creación de empleo en áreas que dominamos y en las que tenemos el capital humano ya adiestrado, como el sector Aeroespacial, Biotecnología, Farmacéuticas, Dispositivos Médicos, Exportación de Servicios y Turismo, entre otros.
5. Eliminar las trabas y requerimientos innecesarios que le impone el gobierno al sector comercial y a los pequeños y medianos negocios (PYMES), tanto a través de complicados requerimientos de permisos y regulaciones, como el sistema contributivo.
La deuda restructurada a través de PROMESA permite una reducción significativa del porcentaje del fondo general destinado a cubrir el servicio a la deuda. Ahora, imaginen que parte de los fondos CDBG-DR se inviertan en desarrollar los sistemas de generación y transmisión de energía con la más avanzada tecnología, resolviendo al mismo tiempo la dependencia en el petróleo. Imaginen que estos fondos nos permitan modernizar la infraestructura de nuestras carreteras, escuelas, fábricas y el sistema de salud. Con la generación de estos proyectos, se crearían miles de empleos a través de toda la economía.
De repente, con todo el multiplicador económico de la inversión de los fondos CDBG-DR, los recaudos aumentarían significativamente, mientras se reducen los pagos a la deuda debido a la restructuración, como resultado de PROMESA. Esta convergencia de eventos resultaría en un presupuesto balanceado e ingreso neto positivo para Hacienda por primera vez en muchos años.
Pero esto es solo el comienzo porque, aunque serviría como motor económico temporero, no nos traería ingresos recurrentes. Para lograr el objetivo de ingresos recurrentes, tenemos que renovar los procesos de gobierno, la infraestructura del país y retomar las actividades de promoción y desarrollo económico como Puerto Rico lo ha hecho efectivamente en el pasado.
Tenemos que lograr cambios a nivel federal como la eliminación o reducción del GILTI (“Global Intangible Low Tax Income“) y trabajar juntos en legislación que traiga de vuelta a los Estados Unidos y a sus territorios la manufactura de productos esenciales para proteger a los ciudadanos americanos en caso de emergencia nacional. El COVID-19 ha demostrado la fragilidad de las cadenas de suplido de productos farmacéuticos, dispositivos médicos, productos de biotecnología y seguridad personal. Puerto Rico tiene más de 70 años de experiencia en estas industrias, y el personal capacitado y entrenado para trabajar con estos productos altamente regulados, lo cual nos posiciona como el lugar idóneo para manufacturar esta base de productos para los Estados Unidos.
También es crítico mejorar el ambiente donde operan nuestras empresas locales y las PYMES. Tenemos que encadenar nuestras industrias locales a las industrias de inversión extranjera, y fomentar el empresarismo entre nuestros jóvenes. Es demasiado complicado operar negocios en Puerto Rico, y no es lógico que, para abrir y correr adecuadamente un pequeño negocio, un empresario necesite contratar contables, abogados y cabilderos que gestionen los permisos requeridos para operar.
Ninguna de estas ideas es necesariamente novel, pero si nuestro próximo gobierno implementa estas estrategias como su marco de trabajo, lograremos la transformación real que necesita Puerto Rico. Nuestro futuro como país está en nuestras manos. Si nuestros líderes se enfocan en resolver estas áreas fundamentales, podemos transformar a Puerto Rico y beneficiarnos todos.
Estamos ante una gran oportunidad para transformar la economía y lograr el deseado crecimiento económico que merece nuestra gente.