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Opiniones

Unión de pasiones contra todo lo malo

El licenciado Manuel Clavell Carrasquillo señala la importancia de que la indignación general por la repartición injusta y a cuentagotas de las ayudas durante la pandemia, tenga repercusiones como en el verano pasado cuando renunció el entonces gobernador Rosselló.

Licenciado Manuel Clavell Carrasquillo.
Foto: Suministrada

Los reclamos por el pago de desempleo que no llega se quedan en el plano individual y en la responsabilidad administrativa. Piensan que el gobierno es ineficiente pero que es cuestión de cambiar piezas y engrasarlo para que se arregle. De sustituir a la secretaria por otro del mismo partido.

La indignación por las largas filas y la eterna espera se mantiene “low key”. Sólo se han producido dos o tres rabietas y cuatro caravanas de denuncia por su incompetencia. Y muchos “posts” en las redes. Ese malestar no se ha traducido en un movimiento de rechazo masivo al régimen que nos destruye.

El miedo a la enfermedad, las distancias, toques de queda y la incomunicación general que segmenta a los puertorriqueños, manteniéndonos en las cuevas y bateyes, son factores que evitan movilizaciones actuales y virtuales más amplias y fuertes para exigir cambios desde las raíces de los problemas.

Esa indignación por la farsa del Departamento del Trabajo hay que sumarla a otras, vincularla con otros reclamos contra el pillaje, la corrupción, la injusticia, el discrimen y la impunidad que venimos sufriendo en los últimos años. Estos vínculos discursivos provocarían que se enciendan las chispas y las hogueras de la inteligencia y el progreso en todos los municipios para atajar dichos males.

No obstante, las fuerzas opositoras en el Partido Independentista Puertorriqueño, luego de tremenda labor fiscalizadora contra el nuevo Código Electoral y también durante las vistas por el robo masivo de fondos públicos para comprar pruebas, se dirigen a los barrancos de la lucha patriótica plebiscitaria.

En este contexto, el PIP recurre a la gastada propaganda nacionalista viril, recordando por los altoparlantes digitales el deber de defender el honor mancillado de la patria en las urnas. Por este camino, ¿podrán conseguir que la gente se enfoque en el resto de su programa de transformación?

De otra parte, las fuerzas opositoras del Movimiento Victoria Ciudadana se hunden en los barros de las denuncias de racismo y maltrato achacadas a dos de sus líderes principales. Esta herida abierta obliga a ese partido a asumir una posición defensiva a escasos meses de las elecciones. ¿Logrará el MVC persuadir al pueblo en cuanto a que sus propuestas reformistas son meritorias, a pesar de estas manchas y señalamientos?

Aun así, pronto se extenderán las protestas convocadas para la Calle Resistencia, continuando las iniciadas luego de la emergencia por la pandemia hace varios días por sectores de las izquierdas antifascistas, socialistas, feministas, estudiantiles, anarquistas, sindicalistas, antirracistas, nacionalistas, anticapitalistas, (agro)ecologistas y LGBTQAI+.

Estas movilizaciones se han convocado en abierto desafío a los decretos de la ocupante ocasional de La Fortaleza y en resistencia a las enmiendas al Código Civil y también a los desbarajustes que su gobierno ha ocasionado en medio de la larga crisis económica que enfrentamos.

Ojalá la indignación general por la repartición injusta y a cuentagotas de las ayudas para sobrevivir en condiciones tan duras de plaga, terremotos, desempleo, pobreza, abusos policíacos, deuda, asesinatos de transexuales, aumento de la violencia de género y la precariedad laboral la podamos traducir en otro verano combativo. En esta ocasión, con efectos a todo nivel, no sólo en el plano de la cabeza de la rama ejecutiva.

Hay que meterles duro a los esfuerzos alternativos, comunitarios y discursivos, que se están dando en las redes actuales y virtuales. De esta forma, más personas entenderán esas conexiones, asumirán la triste realidad de que son nuestros gobernantes aquí y en Washington, DC los que nos están desfalcando, que son ellos los adversarios que hay que sacar del poder, y que estamos aportando día tras día a otras formas de organizarnos como pueblo.

Estamos hablando de reconocer y fomentar formas e instituciones más justas, más democráticas, más equitativas, más libres que las destinadas a reproducir la opresión. Estructuras de todo tipo que nos han permitido seguir trabajando sin descanso para preservar nuestras vidas y el futuro de nuestra isla, más allá de la quiebra, el sometimiento y el tumbe.

Conviene explicar, más que nunca, invertir tiempo y cariño en el escogido de las palabras y las imágenes, los sonidos, el “storytelling”, los llamados y la divulgación masiva necesaria para crear y traer al primer plano esos relatos y esas experiencias que se potencian en esas estructuras.

Visibilicemos a las personas que han sido abandonadas a su suerte y ventilemos los proyectos comunitarios y sus símbolos de lucha en las casas, y en los chats, en los programas de televisión, de radio y por videoconferencia, con el propósito de romper el consenso social que hace deseable una supuesta democracia sin colores que solo representa a una minoría acomodada.

Hablemos de los progresos colectivos alcanzados, por todos los medios, “by all means necessary”, y hagamos uso de un derroche de creatividad contagiosa para que se sepa en todos los rincones que el tiempo de los explotadores se ha acabado, tal y como hicimos con su líder anterior, Ricardo Rosselló Nevares, al que desahuciamos.

Que lluevan las explicaciones de por qué este sistema nos hace daño, los ejemplos de cómo hemos atajado esos daños en nuestros propios términos; no mediante las promesas incumplidas de los proponentes de la medicina amarga, los usureros. Hay que divulgar con energía contagiosa las historias sobre cuán peligroso es que a este régimen no lo acabemos de sustituir por otro que de veras signifique nuestro autogobierno.

Esa es la campaña en la que muchos hemos estamos metidos todo el cuatrienio y esa esa es la batalla que tendremos que amplificar en los próximos meses, desde las organizaciones, los barrios, con las cámaras, pleneras, tumbacocos, micrófonos, “selfies”, marchas, tambores, “posteos” y teclados. Pero con urgencia, en una contundente unión de pasiones que no tengan límites, que se desaten por todos los flancos, para destruir todo lo malo. Ya. ¡Avancemos!

Es abogado notario y periodista. Obtuvo la primera edición del premio a la excelencia otorgado bajo la categoría de Periodismo Digital por el Overseas Press Club de Puerto Rico en 2006 por sus escritos en el blog literario Estruendomudo.