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Opiniones

Otro gobernador, promesas incumplidas

Columna de opinión de Ángel Figueroa Jaramillo

Ángel Figueroa Jaramillo
Foto: Suministrada

El gobernador Pedro Pierluisi Urrutia no ha demostrado hasta el presente, en su trayectoria pública, que ofrece soluciones diferentes a las que históricamente proponen los políticos de oficio de los ahora partidos decadentes. Su propuesta de un Comité de Fiscalización para el contrato con LUMA Energy reafirma la percepción generalizada. No ha transcurrido ni siquiera un mes de su administración cuando ya empieza a poner los números con los que se contarán sus promesas incumplidas, tal y como a todos los que le han precedido en su puesto.

Durante la pasada campaña electoral hizo la promesa de enmendar y renegociar el leonino contrato de la Autoridad de Energía Eléctrica (AEE) a favor de LUMA Energy. No era todo lo que esperaban las organizaciones profesionales, que rigurosamente han examinado el susodicho acuerdo, quienes unánime y consistentemente han señalado graves fallas que atentan contra los mejores intereses del pueblo de Puerto Rico, con aumentos en las tarifas eléctricas e impiden la superación de las dificultades que enfrenta la AEE para brindar un servicio confiable, sostenible y económico a nuestro pueblo.

Para nosotros, los trabajadores de la AEE, su promesa no alcanzaba a brindarnos la seguridad y la estabilidad de empleo que nuestra extensa trayectoria de trabajo en la corporación pública nos hace merecedores. No hay garantías que darán lugar al servicio que nuestro pueblo espera, pero vimos en sus reiteradas expresiones sobre el asunto, un punto de partida desde el que podría llegarse, si se trabajaba con honradez y voluntad de velar por los mejores intereses del País, a subsanar el garrafal y deliberado error al que habían llegado los funcionarios que fungen como representantes directos de la empresa privada en el Gobierno de Puerto Rico.

Venir ahora con la burocrática e ineficaz alternativa de crear un Comité de Fiscalización para el Contrato de LUMA Energy es hacer evidente que nunca tuvo el propósito real de enfrentar y corregir las serias deficiencias de dicho acuerdo. Muy poco le importa que se le robe descaradamente al pueblo de Puerto Rico la posibilidad de transformar los sistemas de transmisión y distribución de energía eléctrica, sin que para ello tenga que pagar el alto precio de un aumento en las tarifas y la pérdida de su principal industria en manos de un consorcio privado que siempre tendrá como prioridad la obtención de ganancias y, en forma alguna, el desarrollo del pueblo de Puerto Rico.

Hay una gran diferencia entre ''enmendar y renegociar un contrato'' y ''supervisar su ejecución''. Pretender que se ha honrado la palabra empeñada con esta burda manipulación de los conceptos es añadir insulto al agravio. Ni los trabajadores, ni nuestro pueblo, somos tan tontos para no darnos cuenta de que con el susodicho Comité se entrega usted, sin reparo alguno, a la voluntad de lo que quiera hacer LUMA Energy. Esto significa la entrega de la AEE, el deterioro del ya atribulado bolsillo de nuestra gente y el total menosprecio de la fuerza trabajadora que construyó con sus manos la AEE, que al precio de sus vidas la ha levantado de sus escombros cada vez que la naturaleza ha desatado su furia y ha resistido, con su militancia y verticalidad, el robo por los grandes intereses que permanentemente la han asechado.

La ineficacia manifiesta de su propuesto Comité queda evidenciada con el nombramiento del ingeniero Larry Seilhamer a dirigirlo junto a otros funcionarios de la AEE y el Lcdo Fermin Fontanes, director de las APP. Nunca ha sido más apropiado el refrán que señala al cabro como custodio de las lechugas. ¿Por qué no incluyó a las organizaciones que representa a todos los trabajadores y trabajadoras activos y jubilados? ¿A las organizaciones comunitarias y ambientales que han trabajado con el tema energético de Puerto Rico continuamente?

Su juicio crítico con esta designación nos trae a la memoria el logrado personaje de nuestro querido actor cómico Otilio Warrington, la gran empresaria Cuca Gómez. ¿Cómo es posible concebir que quienes promovieron la entrega de la AEE a la empresa privada y contribuyeron a convertir en legislación las propuestas de los ambiciosos empresarios vayan hoy a ejercer una supervisión objetiva sobre sus protegidos? Si así hemos comenzado, ¿a dónde iremos a parar?

Este no es el capítulo final de esta historia. Los trabajadores de la Autoridad de Energía Eléctrica nos hemos templado en una lucha que ya está próxima a llegar a un siglo. En nuestro historial sindical siempre ha prevalecido una constante: hemos hablado con la verdad a nuestro pueblo y siempre seguimos luchando. No es la primera vez que un candidato se compromete a una cosa y luego, respondiendo a los intereses con los que se identifica, traiciona a los trabajadores y al pueblo. Todavía tenemos mucho por hacer hasta lograr nuestros objetivos en defensa de la AEE y los mejores intereses de nuestro pueblo. Una certeza nos ha acompañado en toda nuestra extensa jornada de lucha: los candidatos pasan, los trabajadores permanecemos.

El autor es presidente de la Unión de Trabajadores de la Industria Eléctrica y Riego (Utier).