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SAN JUAN WEATHER
Opiniones

No-mad-land

El licenciado Víctor García San Inocencio plantea que en Puerto Rico podría filmarse una película tipo "Nomadland" por la falta de planificación en general relacionada a la pandemia.

Licenciado Víctor García San Inocencio.
Foto: Archivo/Juan R. Costa

¿Vivimos en una tierra alocada? ¿Carecemos de un mínimo elemental de instinto de conservación o de propósito de convivencia? ¿Qué nos pasa?

Bajo el título de Nomadland --- la mejor película del año según los premios Oscar, con la mejor directora, coproductora y guionista, Chloe Zhao; y la mejor actriz por tercera vez, Frances McDormand--- nos ha llegado esta joya que pude ver, y que nadie debe perderse en el cine cuando las circunstancias pandémicas lo permitan.

Trata este filme el tema de la libertad personal y de la búsqueda interior trascendente, valiéndose como telón de fondo de la vastedad del paisaje y de los parajes donde habitan itinerantemente muchas personas que se alejan del llamado "mainstream" para recuperar sus vidas aplastadas por los convencionalismos, la pesada rueda del mercado y el atosigado sueño americano.

La libertad --- la verdadera, no la adulterada-- necesita de la convivencia solidaria, no del egoísmo aniquilador. Esa libertad no es la del Mercado, ni la de Mercado, sino la que anhela el ser humano de carne y hueso molido por un sistema económico explotador e inequitativo, imposible de hallar en las fauces corporativas y financieras; informáticas y segurosas, que lastran y hunden la vida de cientos de millones de seres humanos extrayéndoles su esencia y humanidad.

La vida de placer a cualquier coste, de disipación sin responsabilidades hacia el prójimo e individualista a ultranza, aparece con mucha más claridad como una locura de la que muy pocos intentan huir, porque acaso, no puedan hacerlo. La protagonista se deshace de los convencionalismos hipotecarios y financieros que la amarran; de la vivienda anhelada donde pudo terminar atada gran parte de su vida adulta. Para sobrevivir se emplea estacionalmente de manera precaria en un par de empresas de esas que ganan decenas de miles de millones de dólares al año y esclavizan sin beneficios reales a quienes condenan a estar encadenados a sus precarios empleos.

Hay una profunda angustia recogida en Nomadland, que sólo puede aliviarse con el aire fresco de la libertad en la naturaleza. Hay en el filme y en el libro de la cual se extrae, mucho de Walt Whitman y su Leaves of Grass, y de Henry David Thoreau y su Walden.

Pero hablemos de nosotros en el círculo isleño más inmediato. Aparte de los agravantes coloniales al tema de la libertad individual vaporizada, tenemos que plantearnos con el rigor más absoluto, el tema de la salud en medio del repunte pandémico y el tema de la carencia de responsabilidad que para algunos extraviados equivale a la libertad.

No hay libertad sin búsqueda colectiva del Bien Común, ni sin solidaridad. No la hay, cuando quien ni se cuida, menos aún vela por el bienestar del prójimo. Uno se pregunta dónde está el patriotismo y el orgullo propio de estos imitadores de pacotilla locales que se copian el libertinaje de muchos turistas que se creen que la pandemia es un relajo, y que la vida es toda vacilón. Aquellos que viajan fuera de su país "turísticamente" ---enfermándose y enfermando--- poniendo en riesgo a quienes les rodean, particularmente a quienes están más cerca.

No-mad-land sería una buena película para filmarse en Puerto Rico, en la avenida Ashford en el Condado, en Isla Verde, el Viejo San Juan y en la chinchorrería múltiple de fines de semana y los lapacheros playeros. Habría que incluir escenas de los intensivos pediátricos, de los vacunados que enferman contagiados desde su ingenuidad. Por supuesto, que habría que tratar escenas de la blandenguería y el coqueteo del gobernante con el gran comercio ante el terror de la comunidad científica y salubrista. Se podrían incluir tomas de los dementes y desalmados Donald Trump y Jair Bolsonaro, responsables de decenas de miles de muertes innecesarias en Estados Unidos y Brasil, por su desidia, torpeza y megalomanía.

Si lo peor sucediese, si las cepas del covid-19 mutan convirtiéndose en otros virus que requieren nuevas vacunas que se están desarrollando aún, sabemos siquiera, si hay plan o cuál es nuestra preparación. En No-mad-land, la película criolla, no hay plan porque no hay planificación, sólo aguajes, sacados de una página del legendario plan del plan, junto al feo hábito gubernamental de recostarse a que venga otro a sacar las castañas del fuego.

¿De verdad queremos, o nos merecemos esto?

El autor es abogado y fue representante a la Cámara por el Partido Independentista Puertorriqueño.