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SAN JUAN WEATHER
Opiniones

Sobre nuestra alegada demagogia

Columna de opinión del senador Rafael Bernabe Riefkohl.

Rafael Bernabe Riefkohl.
Foto: Suministrada

Recientemente publiqué un artículo comentando una intervención de la senadora Joanne Rodríguez Veve. Jaime Sanabria me ha respondido en una columna en la página de NotiCel. El debate va más allá de lo que alguien dijo o no dijo. Nos refiere a una pregunta más importante: ¿qué tipo de salida debemos buscar a la profunda crisis económica, social y política que atravesamos? Ese es el fondo de la cuestión. A ese punto volveremos.

Sanabria me acusa de “maniqueísmo”, de falta de “tacto”, “rigor” y de servir una dosis “casi obscena” de “demagogia retórica”. Dice esto porque, según él, intento “descartar” a la senadora Rodríguez Veve asociándola con Georgia Meloni en Italia y luego asociando a Meloni con el fascismo. Dice que describo a Meloni y Rodríguez Veve como fascistas. En realidad, mi artículo es más sobrio y modesto, como puede comprobar cualquiera que lo lea con detenimiento, algo que Sanabria evidentemente no hizo. Mi artículo se limita a discutir cuatro puntos fundamentales. Primero, que el fascismo y su herencia es algo que debemos combatir. Segundo, que la senadora se ha asociado e identificado con la figura de Meloni en Italia. Tercero, que Meloni y su partido son “herederos del fascismo”. Cuarto que muchas ideas de Proyecto Dignidad coinciden con las de Meloni.

Expliqué todo esto sin insultos ni ofensas personales, de una manera fría y razonada, muy distinta a los ataques destemplados que ocupan la mayor parte del artículo de Sanabria. ¿Serán “demagógicos” mis planteamientos? Esto no se resuelve con epítetos e insultos, solo considerando los datos. Veamos esos datos rápidamente.

En cuanto a lo primero, supongo que la necesidad de combatir el fascismo es algo en lo que estamos de acuerdo. No hay que abundar en lo que el fascismo ha significado para la humanidad. El fascismo hay que descartarlo. Más aún: hay que denunciarlo y combatirlo, sin pena ni descanso.

En cuanto a lo segundo, ¿me equivoqué al asociar a la portavoz de PD con Meloni? No me equivoco: ¡La asociación la proclama la misma senadora! Cualquiera que lea o escuche su turno en el Senado comprobará que allí describió a Meloni como “esa valiente mujer”, defensora de la “cultura occidental”, de los pilares morales de nuestra civilización, del trabajo y la libre empresa, de la “familia natural”, la patria y la vida. Más aún: nos exhortó a defender en Puerto Rico “lo que Meloni ha querido defender en Italia”. Fue un canto de alabanza de cinco minutos a los espléndidos horizontes abiertos por la victoria de Meloni.

En cuanto a lo tercero, ¿me equivoqué al describir a Meloni como heredera del fascismo? No me equivoco tampoco. Es un hecho reseñado por toda la prensa internacional. El partido de Meloni proviene de la Alianza Nacional, la Alianza Nacional proviene del Movimiento Social Italiano, el Movimiento Social Italiano proviene del partido de Mussolini. Meloni es, por tanto, heredera del fascismo. Es un dato. No me lo invento. Como reconoce Sanabria, no mencioné a Hitler. Me atengo a los hechos. El movimiento de Meloni no desciende del de Hitler. Desciende del de Mussolini.

Por otro lado, indiqué que en la actualidad, tanto la base social y económica como las orientaciones de los herederos del fascismo, como Meloni, coinciden con las de su matriz fascista: ante los estragos de la crisis de las economías capitalistas dirigen la frustración y angustia de la gente, no contra las clases privilegiadas responsables de la crisis, sino contra algunos sectores oprimidos y explotados y sus organizaciones: los judíos, los sindicatos, las feministas, la gente LGBTTQ, las personas inmigrantes provenientes de África, del mundo árabe, los musulmanes. Parte de esta agenda hoy son los ataques al derecho al aborto, la homofobia, la transfobia, la obsesión con las conspiraciones feministas, todo a nombre de la defensa de la familia y muchas veces de la patria o de la civilización occidental o cristiana. ¿Me habré equivocado en esta descripción? Para nada. Esas son en efecto las ideas de Meloni, y de movimientos similares (como VOX en España) que se nutren del desasosiego provocado por la crisis del capitalismo.

Sanabria intenta atenuar nuestras preocupaciones insistiendo que Meloni será de derecha o extrema derecha, pero no es fascista. Rechazamos ese discurso adormecedor. Se pueden hacer mil matices para distinguir al fascismo del neofascismo, postfascismo, semifascismo, extrema derecha, etc., pero las políticas de toda la familia y de todo movimiento que se identifique con esa familia o parte de ella constituye una amenaza a nuestras conquistas democráticas, empezando por las mujeres y otros sectores históricamente discriminados y oprimidos. Por lo demás, la frontera entre estas corrientes es porosa y movible. Como bien dice Sanabria, Meloni, antigua elogiadora de Mussolini, ya aprendió a morderse la lengua, con tal de llegar al gobierno. Eso la hace más presentable. No la hace menos peligrosa. Y con esa figura es que la senadora de PD optó por asociarse sin reparo alguno.

En cuanto al cuarto punto, ¿será falsa mi apreciación de que hay una coincidencia considerable entre las ideas de PD y Meloni? Esto tampoco puede negarse: desde hace tiempo conocemos el discurso homofóbico, transfóbico, enemigo del derecho a decidir de PD, y su obsesión con los “ideólogos del género” o los que promueven “la lucha de clases”, entre otros aspectos. ¿Quién puede sorprenderse de que la senadora se asocie con Meloni, si comparten tantas ideas? Ciertamente podría defender esas ideas sin asociarse con Meloni. Pero ella prefirió abrazarla y presentarla como ejemplo que debemos seguir. No invento. Es la realidad. Tan solo describo y constato.

En resumen: el fascismo y sus herederos y movimientos afines hay que combatirlos. Rodríguez Veve se ha identificado fervientemente con Georgia Meloni. Meloni es heredera del fascismo y su movimiento se nutre de la misma realidad (la crisis de la sociedad capitalista) e interviene de la misma manera ante esa realidad que sus abuelos fascistas (desviando la frustración de la gente contra sectores oprimidos y sus conquistas democráticas). No tengo duda de que la asociación con los herederos del fascismo deja malparados a PD y su senadora. Eso es lo que le molesta a Sanabria. Pero esa asociación no la proclamé yo. La proclamó la senadora. Yo me limito a analizar el hecho, no me lo invento. En todo caso, Sanabia tendría que quejarse con Rodríguez Veve, no conmigo.

Sanabria me acusa de demagogia “casi obscena” y de falta de rigor. Pero, como dice la expresión, el zapato está en el otro pie. La acusación de demagogia es demagógica. La denuncia de falta de rigor carece de rigor.

Aquí llegamos al aspecto más importante de la discusión. ¿Qué salida debemos buscar a la crisis económica y social que vivimos? ¿Una salida menos democrática o más democrática? ¿Una salida que se identifica con “lo que Meloni ha querido defender en Italia” o con las ideas de los movimientos antifascistas en Europa?

A esa pregunta crucial respondemos: nuestros problemas no son resultado de las conquistas democráticas de las mujeres, ni de la comunidad LGBTT, ni del reconocimiento de la diversidad de familias, ni de las protecciones sociales o laborales o de las limitaciones a la libre empresa, ni de las uniones o las exigencias “excesivas” de trabajadores y trabajadoras, ni de las tramas secretas de socialistas o feministas y demás demonios con los que se pretende distraernos.

Nuestros problemas son resultado de un sistema económico basado en la desigualdad y que tiene como motor la competencia y de gobiernos y partidos que, lejos de contrarrestar sus efectos, los perpetúan. Tenemos que construir una alternativa no menos, sino más democrática e igualitaria que lo existente, una alternativa que acoja los reclamos de trabajadores y trabajadoras (incluyendo profesionales independientes y asalariados) y los derechos e inclusión de todos los sectores aún discriminados y oprimidos.

Ese es el compromiso de decenas de organizaciones de mujeres, LGBTT, laborales y tantas otras. Es el compromiso del MVC. Es lo opuesto de lo que representa Meloni. Es la alternativa democrática y solidaria que debemos seguir construyendo, paso a paso, ante el descalabro del bipartidismo, por un lado, y contra los llamados de las admiradoras y admiradores criollos de Meloni, por otro, aunque nos acusen de demagogia y “maniqueísmo”.

El autor es senador por el Movimiento Victoria Ciudadana.