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Opiniones

Camino a Damasco

"No hace falta hacer encuestas para saber que el país está hastiado con los dos partidos políticos", asegura el licenciado García San Inocencio.

Como un saco desfondando vacío y drenado va nuestro gobierno. Sus recursos han sido saqueados por calamitosas administraciones que durante décadas han visto empobrecer la vida de los puertorriqueños y desvanecerse la esperanza, la que nunca puede perderse y estamos comprometidos a animar.

Robarse el presupuesto e hipotecar el futuro de país, o lo que es igual, repartirlo a “amigos del alma”, a mercaderes predicantes de la manoseada “democracia” y a exprimidores profesionales al servicio de la ganancia de unos pocos, ha sido el resultado de esta catastrófica gestión pública.

Dos terceras partes de los puertorriqueños no viven en Puerto Rico. Esa cantidad no tiene paralelo en la historia moderna donde ni siquiera las guerras, ni las hambrunas, consiguen provocar que más de una sexta parte de la población como mucho, emigre de un país. Puerto Rico “lo hace mejor”, porque aquí hay un perpetuo “haciendo que las cosas pasen”, o en clave electorera, “haciendo" ---por fin--- "...lo que otros no han hecho”.

Cada uno de estos tres estribillos o sus facsímiles irrazonables, contiene una mentira colosal. Apelando a una ambigüedad sin tregua, o, a un orgullo boricua jurado en vano, o a un reproche desenfadado contra incumbentes anteriores, las tres consignas encubren. Pues encubrir es el gran negocio de la propaganda y de la publicidad, que es el arte de envasar y vender espejismos.

No es verdad, sino todo lo contrario, que en Puerto Rico lo hagamos mejor; ni que se esté haciendo “que las cosas”, ¿cuáles? pasen, ni que la gestión del gobierno PNP este cuatrienio, sea distinta a la misma del cuatrienio anterior ---llevan ocho años corridos--- pero este plato es el que se sirve, y para colmo, pagado con fondos públicos, declarados o no.

No hace falta hacer encuestas para saber que el país está hastiado con los dos partidos políticos que a lo largo de este siglo ---24 años--- y durante otros 32 años del siglo XX, se han turnado para cavar una profunda fosa que sufrimos la inmensa mayoría de los puertorriqueños.

La mecha del pueblo se ha acortado. Ni el PPD que antaño tuvo como gobernador a Muñoz Marín, ni el PNP, que tuvo a Luis Ferré, pueden presentar credenciales comparables en sus candidatos. Acorralados por su historial de gobiernos corruptos, incompetentes, derrochadores y que lo han entregado todo a poderosos intereses, apenas consiguen gente con la suficiente musculatura facial para presentarse en público como candidatos o precandidatos a la gobernación sin ruborizarse.

A su mentir cotidiano, se les suma el descrédito continuo. Nadie , ni “los tontejos” ---como decía el gobernador breve, les cree. Van cargando una pesada losa hacia las primarias de junio y otra lápida todavía más pesada hasta el 5 de noviembre.

Por eso a nadie extrañe que de aquí al día de las elecciones, ocurran en estos candidatos prodigios. Alguno, añadirá a su continua ceguera, otra, deslumbrado por un centellazo camino a Damasco. Recordamos al defenestrado Ricky, ungido inútilmente de emergencia en un templo poco antes de su fuga; o la unción de su propio padre, que al final tampoco le sirvió.

Todos tenemos derecho a procurar la salvación de nuestras almas. No obstante, el decoro, especialmente en una contienda política a meses de las elecciones, debería contener las ambiciones, y reservar estos eventos místicos a la privacidad. Pues una persona mal pensada o escéptica como yo, ---sospecho que la mayoría del país también--- puede creer que se trata de otro intento de manipulación cruda. Manipulación desesperada producto de las encuestas que ponen a la corrupción como tema central de la campaña y al pueblo, látigo en mano, sacando a los mercaderes del templo.

No es para menos, haría falta un milagro, para que los antiguos electores del PNP, que se cuentan ya por cientos de miles, retornaran al rebaño y al matadero, luego de estos ocho años, para castigarse con otro “cuatro años más”. Estoy casi seguro, que la historia mundial del masoquismo colectivo no conoce un ejemplo similar.

No es para menos, que haga falta una tormenta eléctrica camino a Damasco, para persuadir a algunos de los electores que han emigrado del PNP a Proyecto Dignidad a que no huyan de la jauja y banquete total que está “en la nueva vida” del paradójico “esto no tiene que cambiar” del PNP actual, contrario a la cancioncita del 1968.

Sin duda, que el incumbente actual en La Fortaleza, necesita gritar un “vamos pal encuentro”, para ver con quién es que se encuentra, y afirmar que “Así lo haré”, dando con el puñito en la mesa, mientras Roma arde, la guerra civil en su partido se recrudece, y los votos siguen cayendo por debajo del 30% en la gráfica, para cualquiera de los dos “caínes” que prevalezca en la primaria a la gobernación del PNP.

En el PPD los centelleos o sopetazos son tremendos también, tienen menos voltaje porque la anemia allí es mucho más profunda. Pero están ahí: Ponce, Mayagüez y San Juan son su triángulo de las Bermudas, para no mencionar la lista de convictos alcaldes PPD, sólo igualada en número e intensidad por la de los alcaldes PNP. Tremenda federación y asociación.

Hay un concepto muy estadounidense que se llama el reconocimiento del nombre del candidato “name recognition factor”, cuya carencia se hace patente en el caso del un precandidato a gobernador del PPD. Quien conoce su nombre compuesto, no se acuerda del apellido y menos del segundo apellido. Quien oye el primer apellido ignora el segundo. Ni es Delgado Altieri, ni Hernández Colón, ni la combinación Romero Barceló o Rosselló González. Sin que sea el soldado desconocido, va a la escaramuza primarista o electoral este soldado. Adivine a quién me refiero.

Cada uno de los cuatro precandidatos a la gobernación que se acerca a las primarias tiene derecho a ambicionar ser candidato de su partido y de pensar que alguno de ellos se seguirá alternando en la descomposición del gobierno de Puerto Rico durante cuatro años.

Camino a ese otro Damasco les espera un encuentro que espero sea real con el dolor acumulado de un pueblo y con el desgarramiento de las cientos de miles de familias que han visto partir a sus hijos, nietos, sobrinos, padres o madres, a todos. Les espera un encuentro, que ruego que sea real con los cientos de miles de personas que viven en la precariedad, vulnerabilidad y profunda pobreza; con los que no han visto la obra; con las decenas de miles de personas que perdieron sus empleos y han sido empleadas de nuevo con menos derechos, peores condiciones de trabajo, y menor paga; un encuentro tangible con los miles y miles que perdieron parte considerable de sus pensiones; con las víctimas diarias de la violencia y con los desposeídos por esos grandes intereses que aportan, muy poco o nada, al pote social que es el presupuesto, pero se lo llevan todo y se quedan con el resto.

Nota personal: Ruego sinceramente por la salvación o trascendencia del alma de cualquier aspirante político, no importa la religión, ni la creencia o no creencia que profese, pero por favor, ninguno trepe a Dios a la tarima, pues desde mi punto de vista, el Altísimo está encima de todo y no le agrada que lo utilicen de esa forma, como proscrito está jurar su santo nombre en vano.

El autor es abogado, exrepresentante y excandidato a comisionado residente por el Partido Independentista Puertorriqueño. Posee un bachillerato en Ciencias Sociales de la Universidad de Puerto Rico y un Juris Doctor de la Facultad de Derecho de la misma institución. Tiene además un doctorado de la Universidad del País Vasco (2016).