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Opiniones

Los demócratas y la emoción que más vende: el odio

"El odio y miedo que infunden los demócratas motivan en personas inestables el desear atentar contra la vida de Trump", opina el licenciado Alexis Quiñones.

En un mundo cada vez más moldeado por la comunicación rápida y el consumo masivo de medios, se ha hecho evidente que promover el odio, el cinismo y el miedo, lamentablemente es mucho más fácil que convencer a las personas con buenas ideas. Esta disparidad surge de varios factores, entre ellos el poder emocional del miedo y la ira, la simplicidad del mensaje negativo y las complejidades de fomentar un diálogo razonado y el pensamiento crítico.

De esta poderosa arma se ha equipado el Partido Demócrata al llamar al expresidente Donald Trump frases como “racista”, “fascista”, “xenófobo”, “abusador” y tantos otros insultos. Le imprimen miedo a los que menos analizan las estrategias políticas, al decir que Trump es, “una amenaza a la democracia”, o “una amenaza existencial”, o “no se puede elegir a un criminal convicto como presidente”.

Cuando se mezclan todos estos mensajes provocan que algunos se atreven a realizar un llamado a la violencia. El congresista demócrata por Nueva York Dan Goldman, ha dicho que Trump, “es destructivo para nuestra democracia, y tiene que ser, tiene que ser eliminado". Nancy Pelosi, la expresidenta de la Cámara federal ha dicho que Trump debe ser considerado un “enemigo doméstico”. Para colmo de males, el propio presidente Joe Biden ha dicho que, “es hora de poner a Trump en el blanco [una tarjeta de tiro]”.

Evidentemente, estos insultos plagados de odio no han tenido el resultado electoral esperado. Trump continúa en una ruta sin precedente a retomar La Casa Blanca y los demócratas, invadidos por la histeria y la confusión, recurren a aumentar su campaña de odio, y el llamado a tomar acción.

El recurrir a la violencia, y a impregnar el discurso político de odio, no es nada nuevo para los demócratas. El exsecretario de Justicia bajo el presidente Obama, Eric Holder, dijo de los republicanos, “cuando ellos se bajan, los debemos patear”, la congresista Maxim Waters pidió que mediante la violencia removieran a afiliados de Trump de restaurantes y lugares públicos, y Antifa golpeaba a conservadores y seguidores de Trump en las calles de en Portland, Oregon.

Los demócratas saben que el odio suele estar impulsado por emociones poderosas como el miedo, la furia y la frustración. Estos estrategas inescrupulosos saben que cuando estas emociones se activan, pueden anular el pensamiento racional y la reflexión crítica, lo que lleva a las personas a adoptar creencias y actitudes sin considerar profundamente su mérito, ni las consecuencias de sus acciones. El odio y miedo que infunden los demócratas motivan en personas inestables el desear atentar contra la vida de Trump.

En contraste, Donald Trump se ha concentrado en impulsar sus ideas de desarrollo económico, de seguridad pública, apoyo al concepto de la familia tradicional, de manejo de las crisis internacionales y de justicia contributiva, lo que principia la comprensión, la tolerancia y la reflexión.

Como contraste a Trump, los demócratas impulsan una retórica basada en el resentimiento y el desasosiego en busca de impulsar rápidamente las ansiedades o prejuicios preexistentes, como los temores hacia los opositores, y la preocupación por los cambios económicos o sociales. Esto afecta particularmente a personas con enfermedad mental o con personalidades vulnerables que a su vez intentan tomar acción sin tomar en consideración los resultados.

Los mensajes de odio y miedo de la “izquierda” tienden a ser simplistas y emocionalmente cargados, ofreciendo chivos expiatorios y enemigos claros a los problemas cotidianos de cada ciudadano. Por otro lado, la “derecha” busca promover buenas ideas, como la igualdad, la cooperación o la sostenibilidad económica, lo que a menudo requiere explicaciones detalladas y complejas, lo que exige sensatez y un pensamiento a largo plazo.

Recordemos la expresión bíblica según se lee en Eclesiastés 10-2: “El corazón del sabio se inclina a la derecha, pero el corazón del necio a la izquierda".

Aún en el contexto bíblico, la "derecha" generalmente representa un camino correcto o justo, mientras que la "izquierda" puede simbolizar lo contrario, el camino de la insensatez o la falta de juicio. El camino justo, son las buenas ideas… el camino de la necedad y la insensatez está plagado de miedo, odio y violencia.

El odio de la izquierda extrema promovida por los estrategas del Partido Demócrata prospera en la simplificación excesiva. Cuestiones complicadas como la inmigración, la disparidad económica o la justicia social se reducen a narrativas en blanco y negro cuando se usa la retórica del odio. Al retratar la nación en términos de "nosotros" contra "ellos", los promotores del odio esquivan la necesidad de pruebas o razonamiento. Esta simplicidad facilita que las personas se aferren a estos mensajes porque ofrecen respuestas rápidas y aparentemente satisfactorias a problemas extremadamente confusos. Aquellos que han sido convencidos por los estrategas del Partido Demócrata, se sienten atraídas por explicaciones escuetas porque brindan claridad en un mundo que a menudo parece incierto.

En cambio, promover buenas ideas como intenta el Partido Republicano, y Donald Trump, a menudo implica una conversación profunda de estas complejidades. Las soluciones a desafíos globales como el cambio climático, la pobreza o la desigualdad requieren una consideración cuidadosa de muchas variables. Explicar estas soluciones exige más del público: paciencia, apertura y disposición para enfrentarse a las verdades difíciles.

Desafortunadamente, esta complejidad puede ser una barrera, ya que puede parecer desalentadora o inaccesible para casi la mitad de la ciudadanía busca respuestas inmediatas.

Retos antes de las elecciones

Donald Trump tiene dos retos monumentales. Primero, es sobrevivir los recurrentes intentos de asesinato que el odio y el miedo promueven en su contra. El pensamiento simplista de odio promovido por los demócratas es: -si eliminamos el riesgo existencial que representa Trump, todos tus problemas están resueltos. En segundo lugar, Trump debe promover buenas ideas en un entorno polarizado, faltó de confianza y credibilidad, donde está ausente el diálogo reflexivo, y el razonamiento de ideas.

Hasta ahora, el primer reto los está manejando relativamente bien. Ha sobrevivido a dos intentos de asesinato casi de manera milagrosa. El segundo, requiere dominar el escepticismo causado por el odio y motivar narrativas no emocionales, lo que es un proceso lento y laborioso.

Esperemos que, por el bien de la nación americana, Trump logre ser exitoso en ambos.