Lázaro, levántate (video)
Llevo demasiado tiempo, el más, perdido por caer en oídos que no interesan escuchar, estudiando y educando sobre el agua en Puerto Rico. A finales de la decada del 90' fui la abogada de la comunidad intitulada Agua Pa'l Campo. Una organización de residentes del Barrio Cubuy en las altas montañas de Canóvanas. Fue la primera en nuestra historia, en demandar a la AAA exigiendo su derecho humano a recibir agua potable. El litigio fue de larga duración, y recibí la asistencia e instrucción del hidrólogo del Instituto Internacional para la Dasonomía Tropical (IITF por sus siglas en ingles) el Dr. Frederick (Fred) Scatena (q.e.p.d.) El Dr. Scatena estudiaba los patrones de agua en El Yunque y fue para mí un maestro dedicado y perseverante.
Entonces, descubrí que el problema del agua en Puerto Rico era más serio de lo que imaginaba. El asunto me daba vueltas en la cabeza, me hizo estudiarlo con rigurosidad. El país requería entender la fragilidad del sistema de distribución, las causas de las pérdidas que nos posicionaban en riesgo ante cualquier alteración en los patrones de lluvia. La sequía natural se agrava cuando hay también sequía de ideas, y sequía artificial, entendida ésta, como la provocada por el derroche y mal manejo humano.
En consecuencia, produje el documental 'La Ilusión del Agua.'
Teníamos cientos de horas de pietaje, que tomaron cientos de horas más en editar y acomodar, para que los testimonios encajaran en una narrativa sin libreto ni locutor. El trabajo fue realizado, sin recursos económicos, con la asistencia técnica del reconocido documentalista puertorriqueño, William Nemcik. El portavoz del movimiento Agua Pa'l Campo, Carlos Navarro y yo, compusimos el trío de atrevidos. Recorrimos todo el país. Recibimos educación científica de parte del Dr. Ariel Lugo, director del IITF. La asesoría en planificación, la recibimos del Dr. Félix Aponte. No cobraron un centavo. Yo, tampoco. El trabajo hecho por amor, es el más dulce de todos. Trabajamos duro, pero al final entendimos que había valido la pena. El documental fue exhibido por el Canal 6, en escuelas, universidades, y en el extranjero. Entonces creí, que la semilla plantada, germinaría y que como pueblo, aprenderíamos a conservar y respetar el recurso. Pero me equivoqué. Doce años más tarde, nos encontramos en la peor crisis que hayamos experimentado.
Y a qué viene la perorata anterior? Primero, para dejarle saber que llevo años largos estudiando el tema, razón por la cual me atrevo a opinar. Segundo, porque pudimos prevenir la emergencia que vivimos hoy.
En diciembre del año pasado, advertí en este medio digital, la inminencia del racionamiento. La sequía actual, comenzó hace dos años. Desde entonces, se viene arrastrando un déficit en precipitación. El dato era conocido. En aquel momento se debieron tomar medidas preventivas, entre ellas, la reparación urgente de salideros. Nada se hizo. Cuando en mayo se inició el racionamiento, ya se nos había hecho demasiado tarde.
Por otro lado, el racionamiento no logra el propósito de conservar el recurso. Tiene el efecto contrario. Cuando llega el agua, los ciudadanos incrementan el consumo, almacenan, acaparan. Ello ocasiona, que los embalses sigan perdiendo lo poco que queda. Entonces se preguntará, qué medida era más aconsejable. Pues opino, que bajar considerablemente la presión desde inicios del año. Le doy unos ejemplos que me parecen lógicos. Si el inodoro se tarda más en llenar, lo bajará menos veces. Si llenar una cisterna (para vivir como si no estuviésemos en crisis) le tomara tantas horas que no lo hiciera factible, llenaría envases para atender las necesidades básicas y entonces internalizaría la crisis y asumiría responsabilidad para economizar lo poco que nos queda.
Y es que el racionamiento, además, es discriminatorio. San Juan, Caguas, Guaynabo, son algunos de los municipios que están bajo el plan de racionamiento. Sin embargo, selectos lugares de los mencionados municipios, no han visto un solo día de interrupción. Para ellos, no hay crisis, la llave está abierta y el derroche, también. Mientras unos, esperamos con ansias, una duchita rápida, estos otros llenan piscinas, riegan plantas ornamentales, lavan carros y se dan baños entre burbujas. El racionamiento es además riesgoso en la facturación, pues el contador puede registrar la presión del aire en las tuberías, como si fuera consumo.
La semana pasada, advertí que el racionamiento no había logrado su propósito, que la intensificación del mismo era inevitable. Ningún medio, excepto NotiCel, publicó los datos que allí ofrecía. Apenas unas horas más tarde, la AAA anunciaba que al día siguiente, el lunes, anunciaría el aumento en la duración de las interrupciones. Nos enfrentamos a estar tres días corridos sin agua. Y puede, que ni eso sea suficiente para evitar que los embalses de Carraízo y La Plata, queden inoperantes. En otras palabras, que se tenga que cerrar la llave de manera indeterminada. Entonces, los oasis serán la única fuente de abasto para millones de personas. En un país que se distingue por conductas bastante antisociales, es de esperarse que la necesidad pueda traducirse en violencia. Los pobres, ancianos e impedidos serán doblemente victimizados. Si la llave tiene que ser cerrada, se paralizará toda actividad económica, agrícola, educativa y social. Una economía quebrada unida a quedarnos sin agua, forma la 'tormenta perfecta'. Y ni hablar, de brotes epidémicos por falta de higiene, como la sarna humana y problemas gastrointestinales que se vivieron en Cubuy. En fin, que la vida misma quedaría en suspenso.
Otros lugares en el planeta que sufren una realidad similar, pueden servirnos de ejemplo. El norte de California, padece una sequía histórica. Allí, se ha impuesto un sistema de multas para quienes consumen sin mesura. La Junta Estatal para el Control del Recurso Agua, aprobó, ante la emergencia, multas de hasta $500.00 dólares diarios contra los derrochadores. El gobernador de ese estado, Jerry Brown, está exigiendo que la multa (que entró en vigor el 1ro de agosto) se aumente a $10,000.00. La Junta ha propuesto una multa de 1.5 millones de dólares, al distrito Byron-Bethany.
Y es que en momentos de emergencia, se requieren medidas extraordinarias. No me consta que se hayan puesto en vigor las multas anunciadas para Puerto Rico (partiendo hacia el este desde una línea que corre de Arecibo hasta Ponce) y que fueran aprobadas mediante Orden Administrativa emitida en junio. Sí me consta, sin embargo, que muchos sectores padecen de interrupciones mucho más prolongadas que las anunciadas. También me consta que la AAA ha cerrado ya plantas porque no reciben agua. Y ello, sin olvidar, que ocurre en un país que ha perdido población. La crisis llevará a que miles (los que se lo puedan permitir) migren de manera temporera.
El ingeniero Alberto Lázaro (director de la AAA) en una de sus manifestaciones incoherentes, anunció hace pocos días el propuesto aumento en la tarifa para los que abusen. La incoherencia, no es la idea, que como dije, es una necesidad para proteger a la sociedad. Fue su falta de precisión, lo que no me explico. Lázaro no supo explicar qué parámetros se van a considerar. Soltó una bomba, así, sin mayor explicación, para luego, dar dos pasitos pa'trás. Primero debió explicar que el malgasto, delata a quien ha aumentado su uso habitual o que consume cantidades que no corresponden a las necesidades de su núcleo familiar. Para eso sirven los contadores, para registrar el uso pasado y presente. Debió asegurar que se estarían reparando salideros por donde se pierden millones de galones diarios. Debió explicar, que la Autoridad penalizaría a los abusadores, para proteger a los demás. También debió explicar, cómo hará la AAA para evitar la facturación provocada por la presión del aire que leen los contadores. Entonces, la idea habría sido recibida de otra manera. Habríamos entendido, que es una medida que busca, desesperadamente, evitar que nos cierren la llave a todos.
Las cosas hay que llamarlas por su nombre. Estamos en una emergencia sin precedentes, cuyos efectos serán tan graves, que no los voy siquiera a detallar, pues provocarían miedo. Además, no me corresponde. Esa responsabilidad es del Gobernador. No recuerdo un momento donde deseara tanto estar equivocada. Y ojalá lo esté, haría una fiesta. La improvisación, la dilación, las verdades a medias, la ocultación de datos y la falta de valentía para proteger el funcionamiento de nuestra sociedad, urgen un grito público y coordinado: Lázaro, levántate.
*La autora es Catedrática en la Facultad de Derecho de la Universidad Interamericana.