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La educación

NotiCel abre un espacio para las propuestas novedosas y arrojadas en lo social, económico y político, de forma que se pueda superar la crisis construyendo un nuevo país. Participan la senadora del Partido Popular Democrático por el distrito de Mayagüez-Aguadilla, Mari Tere González (@mtsenadora), la senadora por acumulación del Partido Independentista Puertorriqueño, María de Lourdes Santiago (@marialourdespip), y la candidata a la Comisaría Residente por el Partido Nuevo Progresista, Zoe Laboy (@zoelaboy).

La educación es la prioridad

Por: Mari Tere González (@mtsenadora)

'[E}l puente entre este hoy y ese mañana que queremos tiene un nombre y se llama educación. Y mire que es un puente largo y difícil de cruzar. Porque una cosa es la retórica de la educación y otra cosa es que nos decidamos a hacer los sacrificios que implica lanzar un gran esfuerzo educativo y sostenerlo en el tiempo.'

Estas palabras del expresidente de Uruguay, Pepe Mujica, adaptado a nuestra realidad, nos invitan a reflexionar sobre los desafíos y esfuerzos que tenemos que asumir juntos para construir los cimientos de una nueva sociedad.

La educación es el camino para atajar muchos de los males sociales, económicos y políticos que padecemos. Por eso aspiro a una educación liberadora que sea el motor que genere una sociedad más justa, productiva y equitativa.

Es necesario atender la burocratización y centralización excesiva de los servicios, la politización, el incumplimiento con las leyes que rigen el sistema educativo, especialmente aquellas que consagran la autonomía fiscal, administrativa y docente de las escuelas; el bajo aprovechamiento académico, la falta de recursos en el salón de clases, la injusticia salarial magisterial y el incumplimiento con las necesidades de los estudiantes de Educación Especial, que han sido los problemas constantes que han afectado por décadas el funcionamiento efectivo de nuestro Departamento de Educación (DE).

Nuestro sistema educativo ha carecido de metas nacionales claras y una filosofía educativa definida. Debemos aspirar a un sistema que forje seres de valores, con conciencia analítica, preparados para enfrentar los desafíos del mundo. Es necesario retomar el camino del prócer mayagüezano Eugenio María de Hostos, quien defendía el desarrollo de una educación fundamentada en la razón científica, sin dejar atrás el desarrollo de las bellas artes y la literatura como las herramientas para asegurar el progreso de nuestras destrezas de comunicación. Una educación altamente inspirada en la vivencia de valores morales como la responsabilidad, el deber y la defensa de los derechos tomando en consideración las experiencias del alumno y su motivación.

La educación ha sido una prioridad en mi gestión legislativa, por eso presenté la Resolución del Senado 913 que creó la Comisión Especial para la Transformación Administrativa y Operacional del Sistema de Educación de Puerto Rico. A estos esfuerzos se suman las medidas que he presentado para la reestructuración administrativa del DE, el establecimiento de una política pública de descentralización y la reformulación del contenido curricular en términos de contenido y filosofía educativa (PS 1300). Propuse además ajustar el salario básico a nuestro magisterio (PS 727) y desarrollar un programa para que los servicios de tutorías ofrecidos por instituciones privadas sean provistas por los estudiantes y profesores de la Universidad de Puerto Rico (PS 1050). También propuse que se garantice el cumplimiento del Estado en brindar servicios de excelencia a nuestros estudiantes de la corriente de Educación Especial a través de la autonomía administrativa, docente y fiscal de la Secretaría Auxiliar de Servicios Educativos Integrales para Personas con Impedimentos (PS 816).

Todos(as) estamos de acuerdo con que el DE necesita cambios profundos. Lo que nos ha hecho falta es voluntad, determinación y brújula para lograrlo. Tengo la certeza de que un Puerto Rico distinto es posible. Un país próspero, saludable, pacífico y feliz que lleve todo su quehacer como sociedad desde la plataforma del amor y que llegue a ser, a los ojos del mundo, prototipo de la excelencia y ejemplo para el resto del planeta de la capacidad que tenemos los seres humanos de crear un mundo altamente civilizado y avanzado. Tan loables objetivos solo pueden ser alcanzados si nos unimos como nación y comenzamos hoy a construir ese nuevo sistema educativo que nos permita reconstruirnos como País.

Juventud… divino tesoro

Por: Zoé Laboy (@zoelaboy)

Así va el dicho. Comúnmente, la cultura y las enseñanzas se pasan de generación en generación a través de los refranes. Y, Puerto Rico no es la excepción. Sin embargo, las acciones de este gobierno no están encaminadas a ayudar a que nuestra juventud eche hacia adelante.

Con el rechazo del pueblo a la mal llamada reforma contributiva, el Gobernador ha sacado la tijera. Y, no hay nada malo con recortar. Lo que sí es malo es cuando se saca a lo loco. Después de todo, como va el refrán: llévame despacio que voy deprisa. Tenemos que ser inteligentes y saber qué se debe recortar. Una familia que tiene que recortar gastos, no empieza privando a sus hij@s de sus necesidades. De igual modo, la solución del gobierno no puede ser recortar en áreas claves de educación.

Pero, cosas veredes, amigo Sancho. Distinto a la administración del Gobernador Fortuño en la que se enfatizó la enseñanza pública en ciencias, español, inglés y matemáticas y promover valores en nuestros estudiantes, áreas claves para el éxito, este gobierno perdió ese enfoque. Y no puede haber escogido un peor momento para hacerlo.

Los números son tercos: 10% de nuestros niñ@s no aprueba el primer grado, lo que denota falta de destrezas claves a temprana edad; 47% de nuestros niñ@s de tercer grado no dominan destrezas normales de lectura y escritura; 50% de nuestros niñ@s no se gradúa de cuarto año de escuela superior y 90% está muy por debajo de los estándares nacionales en exámenes de aprovechamiento. No es coincidencia que alrededor del 80% de l@s transgresor@s juveniles son desertor@s escolares. Todo lo anterior impacta nuestra falta de competitividad como pueblo, la deseabilidad de que empresas inviertan en Puerto Rico, pero sobre todo, el bienestar de nuestros jóvenes. Así que invertir inteligentemente en la educación contribuye a una mejor calidad de vida.

Qué tenemos que hacer? Cada un@ cosecha lo que siembra. Empecemos por lo que no podemos hacer: recortar nuestra inversión en nuestro presente y futuro, en aquellas personas que pueden ser ciudadan@s productiv@s, con un trabajo digno que pueden mejorar la competitividad de nuestra economía y nuestro factor de atractivo para que venga más inversión a la Isla. Especialmente, no podemos recortar los fondos que recibe la Universidad de Puerto Rico de una forma tan dramática. Tenemos que asegurarnos que nuestros niñ@s dominen el inglés y el español y que reciban una buena educación en ciencia, matemáticas y tecnología. El enfoque del Departamento de Educación debe ser reclutar más maestr@s y menos emplead@s de escritorio. Y la paga del(a) maestr@ tiene que ser mejor. La educación especial tiene que ser una prioridad para lograr posicionar a nuestros niñ@s en la mejor sitial posible para triunfar. Debemos tener como enfoque prioritario nuestros programas de educación temprana, tales como Head Start. Debemos invertir en la infraestructura de nuestras escuelas para que sean un lugar al cual quieran nuestros niñ@s, padres/madres y maestr@s acudir.

Si hacemos esto, nuestro nivel de desempleo bajará del 15% y nuestra tasa de participación de 40% subirá. Nuestros ingresos per cápita incrementarán. Si hay oportunidad, la gente se dejará de ir al ritmo de 50,000 al año. Dejaremos de pensar en que no hay cama pa' tanta gente.

Ahora bien, para invertir en nuestro futuro, particularmente en el área de educación que tan atada está al gobierno federal, tenemos que poder participar en igualdad de condiciones con el resto de los estados... sólo con la Estadidad.

Soy #ProductoUPR

Por: María de Lourdes Santiago (@marialourdespip)

Soy María de Lourdes Santiago Negrón, senadora y vicepresidenta del Partido Independentista Puertorriqueña, y soy producto de la Universidad de Puerto Rico. Todos en mi familia estudiamos en la UPR, Recinto de Río Piedras. Mis padres, nacidos en un barrio pobre de Adjuntas, fueron ambos los primeros en su familia en ir a la Universidad. Mi hermana y yo crecimos escuchando las historias del largo viaje en carro público, de las peripecias de la vida en hospedaje y de la maravilla del descubrimiento del conocimiento en aquellos salones poblados por jóvenes con ganas de echar adelante al país. Papi y mami dedicaron luego su vida a la escuela pública. Mami fue parte de aquella generación de maestras de la Escuela Normal, un auténtico ejército de educadoras, casi adolescentes aún, que recorrían los campos buscando niños para matricularlos y luego les daban clases en escuelitas rurales de dos o tres salones, en las que el calendario escolar dependía tanto de lluvias y cosechas como de las disposiciones administrativas. Papi hizo luego su maestría en salud pública, como parte de una iniciativa que becaba a maestros y que además, traía estudiantes de toda América Latina. De los egresados de ese proyecto se nutría el Programa de Salud Escolar.

En casa, ir a la universidad pública era la única alternativa de educación superior. Como maestros, nuestros padres ganaban demasiado para que sus hijas cualificáramos para asistencia económica y muy poco para pagar una universidad privada. Poder ir a la universidad, que era decir ir a la UPR, era el alicente para esforzarnos en nuestros estudios. Así mi hermana y yo nos convertimos en la segunda generación de la familia en tener como alma máter la UPR. Ella estudió Relaciones Laborales y yo Drama, y luego Derecho. Nos graduamos de bachillerato el mismo día. Para nosotras la UPR fue mucho más que un lugar donde obtener un título: fue una ventana al mundo amplio del conocimiento, y un espacio democratizador donde una joven clase media de pueblo pequeño podía estar de tú a tú con los compañeros que provenían de los sectores más privilegiados. Ya en Derecho, compartiendo cursos con graduados del exterior, me sentí orgullosa de ver que la preparación que ofrece un bachillerato de la UPR nada tiene que envidiarle a la que proveen costosas universidades. Lo que soy se lo debo en gran medida a que mi país cuenta con una extraordinaria universidad pública.

Soy graduada del Departamento de Drama del Recinto de Río Piedras de la UPR. Soy abogada formada en su Escuela de Derecho. Soy #ProductoUPR.