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La mujer

NotiCel abre un espacio para las propuestas novedosas y arrojadas en lo social, económico y político, de forma que se pueda superar la crisis construyendo un nuevo país. Participan la senadora del Partido Popular Democrático por el distrito de Mayagüez-Aguadilla, Mari Tere González (@mtsenadora), y la candidata a la Comisaría Residente por el Partido Nuevo Progresista, Zoe Laboy (@zoelaboy).

A las mujeres: Nos queda mucho camino por recorrer!

Por: Mari Tere González (@mtsenadora)

Desde que asumí mi rol como Senadora hace dos años, al levantarme llegan a mi mente las preocupaciones de ciertas causas que en esta ardua jornada he hecho mías. Es justo en este momento, cuando las sabanas de la esperanza y el optimismo me abrazan para renovar mis fuerzas y enfrentar la gesta de ese día con mayor ímpetu, a pesar de las dificultades y desilusiones del camino, sigo firme en el propósito de transformar mi País.

Si bien es cierto que tales inquietudes son parte inherente del privilegio que el pueblo me regalo de servirle, ello no quita que como cualquier otra mujer puertorriqueña tengo que cumplir con el rol más importante de mi vida, el ser madre, unido al rol de hija, hermana, amiga y mujer trabajadora. En el transcurrir del día cumplo a cabalidad con todos mis roles, los cuales, en esencia, no son excluyentes, sino que se complementan, ya que al trabajar arduamente por las causas justas y nobles de mi pueblo, estoy luchando a la vez por el bienestar de mi familia.

Una de esas causas que he liderado ha sido combatir la desigualdad de género en Puerto Rico. Ciertamente, las mujeres hemos asumido un rol fundamental, muchas veces desconocido o ignorado, en el desarrollo social, cultural, político y económico de nuestra Isla, al fungir como líderes políticas y luchadoras del movimiento feminista, lo que nos permitió lograr la adquisición de muchos de los derechos que hoy día, todos y todas ostentamos. No obstante, nos queda mucho camino por recorrer.

En 1930 las mujeres representaban el 26% de la fuerza laboral en Puerto Rico, esto significó el reclamo de las puertorriqueñas a su derecho al voto, la revisión del salario mínimo y mejores condiciones en los lugares de trabajo. Para las trabajadoras, la conquista del voto era un instrumento más para alcanzar mejores niveles de vida y derechos para toda la clase trabajadora.

Según el Censo del 2010, las mujeres representamos el 52% de la población. Los datos estadísticos de los últimos 43 años del Departamento del Trabajo y Recursos Humanos, reflejan un crecimiento significativo en la participación de las mujeres en el proceso de producción de bienes y servicios. En el 2013, las mujeres representamos el 43 por ciento de la fuerza trabajadora, un aumento de 12 puntos porcentuales con relación al 1970.

Sin embargo, me preocupa el hecho de que las mujeres, lamentablemente, no hemos avanzando tan rápidamente como quisiéramos, a pesar de las iniciativas y los avances que se han dado para cambiar esta realidad, existe un alto número de mujeres que no logra, siquiera, entrar a la fuerza laboral. Ni hablar del trabajo no remunerado ni legitimado de las amas de casas, ni de su exclusión en beneficios y derechos como trabajadoras. Si hablamos de mujeres como jefas de familia, los hogares encabezados por mujeres, siguen siendo más pobres que los encabezados por hombres.

En momentos en donde nuestros ciudadanos reclaman cambios en paradigmas, las mujeres tenemos que hacernos sentir para empoderarnos de las estructuras sociales, no podemos darnos el lujo de desperdiciar el potencial de más de la mitad de la población del País. Tradicionalmente todas nuestras instituciones y el Gabinete Constitucional del Gobernador han sido dominadas por los hombres. Ejemplo de esto, lo vemos actualmente en el Senado, en el cual las mujeres somos una minoría, solo somos 6 de 27 senadores, lo que representa un 22 por ciento, ni siquiera alcanzamos una cuarta parte.

En la coyuntura histórica que vivimos, Puerto Rico necesita más mujeres liderando espacios de poder. Más mujeres en la legislatura, en las alcaldías, en los sindicatos, en los movimientos sociales, representarían una gran oportunidad para renovar las ideas y las propuestas para alcanzar la equidad de género. Es tarea de todos y todas, desde los diversos escenarios, el continuar nuestra lucha por el empoderamiento de la mujer en todas las esferas. De igual forma, debemos emular la valentía de mujeres como Ana Roqué de Duprey, Luisa Capetillo, María Libertad Gómez, Felisa Rincón, Celeste Benítez, entre otras valiosas mujeres puertorriqueñas, para insertarnos en el camino del respeto y la inclusión hacia la transformación de una sociedad más justa, equitativa y productiva.

Las mujeres y la igualdad

Por: Zoé Laboy (@zoelaboy)

Aunque tod@s debemos ser iguales, la realidad es que las mujeres hemos tenido que ponernos en pie de lucha y exigir algunos de nuestros derechos más fundamentales. La historia nos cuenta cómo nos hemos visto en la necesidad de demostrar que somos igualmente merecedoras de los mismos derechos, oportunidades y responsabilidades que han tenido los hombres desde su cuna. Es algo que, por razón de nuestro género, la sociedad no ha reconocido de ordinario y por lo que injustamente hemos tenido que dar la batalla para hoy disfrutar del fruto de la igualdad. Esa frustración no nos detuvo, aunque reconozco que nos queda camino por recorrer. De hecho, el haber reconocido la desigualdad como un problema, ciertamente fue el primer paso para enfrentarla. El proceso nos ha provisto de grandes enseñanzas y ha sido clave en nuestra evolución como sociedad. El derecho al voto para la mujer fue una realidad gracias a la determinación de mujeres, y hombres, que decidieron no conformarse con lo que estaba escrito en la Constitución, casi escrita en piedra, y quisieron cambiar su realidad. Estas valientes mujeres reconocieron su valor y llevaron a much@s a reconocerlo e inclusive hacerles ver que su aportación sería valiosa para el desarrollo de la sociedad; más aún, su aportación establecería un balance saludable y representativo para tod@s.

Sabes que en Puerto Rico el 52% de la población somos mujeres? Lamentablemente la información apunta a que la mayor parte de los empleos en los que participamos las mujeres se asocian a bajos salarios y poca movilidad en la jerarquía laboral. Esto nos debe llevar a concluir que cuando comparamos cuántas somos, con la cantidad de mujeres que se sientan a las mesas donde se toman decisiones importantes que impactan tanto al hombre como a la mujer, el número es alarmantemente bajo. Un ejemplo es el hecho de que de los 78 municipios en Puerto Rico, sólo en 5 tenemos a una mujer en la principal posición de liderazgo. La consecuencia de este hecho es que la mayor parte de las decisiones importantes se toman, tanto en el sector privado como público, sin el beneficio de la perspectiva de la mujer.

Cuando una mujer acepta el reto de ser líder, el beneficio no es solo para ella; es un beneficio colectivo pues en esas decisiones tanto hombres como mujeres habremos estado representad@s. Sin embargo, cuando en esas mesas no se cuenta con una mujer, las decisiones se toman sin considerar cómo las mismas impactan a la mujer en sus múltiples roles como profesionales, madres, esposas, jefas de familia y mucho más.

Es mucha la similitud que existe entre la lucha de las mujeres por la igualdad y la lucha de much@s de nosotr@s por la estadidad. Lamentablemente no nacimos con los mismos derechos y beneficios que un residente de California, Texas o Florida. Por dar un ejemplo, es injusto que un(a) puertorriequeñ@ que trabaja toda su vida y aporta lo mismo que un(a) residente de cualquier estado, tenga que enfrentar recortes desmedidos en sus beneficios de salud cuando más los necesita. No es justo que no se nos escuche propiamente y que haya sólo una silla sin voto en el Congreso; para mí es inaceptable.

La historia nos enseña que no podemos aceptar las cosas como son cuando se basan en la injusticia y desigualdad. La historia nos enseña que para cambiarlas tenemos que ponernos en pie de lucha. Y no solo las mujeres, pero los hombres también como miembros de nuestra sociedad. Lo hemos hecho antes y, como deuda con las futuras generaciones, lo tenemos que seguir haciendo las veces que sea necesario, de forma que adelantemos la meta de erradicar la desigualdad. Y quién mejor que nosotr@s para, demostrando agradecimiento a l@s que vinieron antes, sigamos luchando por l@s que vendrán después, siempre recordando que los retos son menos difíciles cuando nos apoyamos l@s un@s a l@s otr@s. Soy parte de un Puerto Rico con ganas de luchar; el beneficio inmediato de enfrentar la desigualdad será nuestro progreso… como sociedad, como puertorriqueñ@s.