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Johns Hopkins recomienda toque de queda hasta que haya reducción de positivos 14 días consecutivos

La prestigiosa universidad publicó una guía para que los gobiernos estatales determinen cuándo pueden ir retomando la normalidad.

Los investigadores reconocen que es necesaria una apertura del comercio y la educación, pero establecen que cada gobernante debe tomar en consideración cómo se ha propagado y controlado el COVID-19 en su jurisdicción.
Foto: Nahira Montcourt

El reanudar operaciones luego del cierre causado por el coronavirus debe ocurrir en fases, con cada una separada por dos a tres semanas, según un estudio de la Escuela de Salud Pública Bloomberg en la Universidad de Johns Hopkins.

Dicha reapertura debe ocurrir paulatinamente, con el gobierno llevando contabilidad diaria de casos positivos de COVID-19, hospitalizaciones y muertes.

La primera fase se describe como aquella durante la cual se toman medidas para minimizar el contagio mediante el distanciamiento social. Durante esta etapa, el gobierno debería aumentar la capacidad del sistema de salud para poder manejar la emergencia, enfocarse en hacerle pruebas a todos aquellos que se sospeche de haber sido contagiados y establecer un proceso de rastreo de contactos.

Solamente se debe reanudar operaciones dentro de cualquier estado una vez la cantidad de casos positivos reportados haya reducido por 14 días consecutivos; se le pueda hacer pruebas a todas las personas que tengan síntomas, y a todos aquellos que hayan estado en contacto con ellos, por más leves que sean los síntomas.

Además, el estudio señala que el sistema de salud debe estar habilitado para poder proveer servicio adecuado a todos los pacientes, lo cual incluye tener suficientes suminisros de protección personal; y cuando se tengan los recursos para poder rastrear los casos apropiadamente. A esta etapa le llaman la segunda fase.

De acuerdo al estudio cualitativo titulado Principios de Salud Pública para una Reapertura en Fases en Tiempos de COVID-19: Consejos para Gobernadores, es esencial mantener distancia social para poder minimizar el riesgo de contagio de coronavirus.

Johns Hopkins aconseja a cada gobernador a que tome medidas preventivas y proactivas teniendo en mente la economía, la salud y el bien social.

Los investigadores reconocen que es necesaria una apertura del comercio y la educación, pero establecen que cada gobernante debe tomar en consideración cómo se ha propagado y controlado el COVID-19 en su estado.

Es imperativo realizar un análisis de riesgo antes de determinar cómo debe ser la reapertura de comercios. Dicho análisis debe tomar en consideración el riesgo de contagio bajo diferentes circunstancias y en distintos escenarios, además del riesgo a los empleados y clientes, teniendo siempre en mente las medidas que se pueden tomar para mitigar la crisis.

La Universidad de Johns Hopkins sostuvo en este informe que es esencial que exista comunicación entre organizaciones comunitarias, comerciantes y la comunidad en general.

De no existir esta comunicación, se corre el riesgo de que la información que se difunda sea incorrecta y/o que los ciudadanos no cumplan con cualquier directriz gubernamental. Entre los temas que un gobierno responsable debe compartir con su ciudadanía se encuentra el cómo protegerse de manera apta del COVID-19 y que es lo que se espera tanto de ellos, como de los comercios.

De acuerdo a la Universidad de Johns Hopkins, antes de tomar cualquier decisión en respecto a cómo se debe reabrir el comercio, retomar la educación y reactivar el gobierno, es imperativo entender las probabilidades de riesgo que existirán y las consecuencias que esto puede traer no solo a la sociedad sino también al sistema de salud y la economía.

Aunque se tiene muy pocos datos cuantitativos debido a la novedad del virus, se ha notado que la transmisión del coronavirus tiende a ocurrir cuando hay contacto cercano y prolongado, como por ejemplo entre familiares que viven en la misma casa, tripulantes en un crucero o entre compañeros de trabajo.

Las investigaciones también han revelado que actividades de congregación, como conciertos, misas y cumpleaños, facilitan el contagio. De hecho, la Universidad de Johns Hopkins asegura que hay negocios que deben mantenerse cerrados hasta que la pandemia termine.

El estudio realizado enumera diferentes escenarios en los cuales pudiese ocurrir contagio de coronavirus y los clasifica en lugares y situaciones de bajo riesgo, alto riesgo o riesgo moderado, basándose en tres dimensiones: la intensidad del contacto, la cantidad de contactos que hay y el grado al cual se pudiesen modificar las actividades para reducir el riesgo.

La intensidad del contacto se refiere al tipo de contacto que ocurre y la duración, la cantidad de contactos se refiere a la cantidad de gente que pudiese estar expuesta o estar en un mismo sitio a la vez, y la última categoría se refiere a como se pudiese alterar la actividad para reducir el riesgo.

Entre las medidas mencionadas para reducir riesgo se encuentran: el distanciamiento físico, el cual conlleva trabajar de la casa o la reestructuración de responsabilidades de cada empleado para que estos no necesiten acudir a una oficina; controles de ingeniería, entiéndase, la creación de barreras físicas entre personas; controles administrativos, que son la redistribución de responsabilidades y el utilizar la tecnología para facilitar la comunicación; y el uso de mascarillas de tela.

Según la Universidad de Johns Hopkins, independientemente de qué tipo de negocio sea, todos los individuos deberían de utilizar máscaras y los comercios deberían incorporar barreras entre la gente, reconfigurar las oficinas para que todos los empleados estén a un mínimo de seis pies de separación y permitir a los empleados trabajar desde el hogar.

El estudio dividió en categorías posibles lugares de contacto. Entre estas categorías estuvieron los espacios públicos, como parques, playas y piscinas públicas; escuelas y cuidos de niños; negocios no esenciales, como restaurantes, centros comerciales y teatros; el sistema de transportación publica; eventos en masa, como deportes, festivales, actividades de campañas políticas y conferencias; y eventos interpersonales, tales como bodas y cumpleaños.

En su análisis, detallaron que la transmisión de COVID-19 era más probable en espacios cerrados que abiertos pero que se debe tener cuidado en cómo se definen los eventos en masa debido a que, de acuerdo con el World Health Organization(WHO), un evento en masa es aquel en el cual participa una cantidad tan numerosa de gente que si hubiese un contagio la repuesta del gobierno y el sistema de salud se vería negativamente afectada.

Esto es especialmente importante cuando tiene que ver con eventos a los cuales acude gente desde diferentes partes del estado.

Descrito como uno de los sectores de más alto riego, el sistema de transportación publica debería ser reactivado con las más estrictas medidas de seguridad, higiene y mitigación.

La Universidad de Johns Hopkins explico también que el riesgo en las escuelas es uno que todavía no se puede medir apropiadamente. Aunque un estudio divulgado por el Centro de Control y Prevención de Enfermedades (CDC, por sus siglas en inglés) reveló que en los Estados Unidos menos del 2 por ciento de casos de coronavirus eran en niños, estos pueden ser un vehículo de transmisión y todavía no se tiene completo entendimiento de cómo se relaciona la carga viral que pueda tener un niño con cuan contagioso pudiese ser.

Aunque los investigadores dejan toda decisión de reapertura comercial a los gobernadores, estos aseguran que reactivar la economía aumentará el riesgo de contagio de COVID-19, por lo menos hasta que exista una vacuna que reduzca su velocidad de reproducción, lo que se considera la tercera fase.

Los investigadores recomiendan que toda persona que pueda trabajar desde el hogar lo continúe haciendo, que los comercios ofrezcan licencias de enfermedad más flexibles y que se siga utilizando mascaras de tela para reducir las probabilidades de contagio.