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Tribunales

Áurea Vázquez llega a la silla de testigos

En el día 14 de su juicio

Un silencio que nunca antes se había sentido arropó la sala del juez federal Daniel Domínguez esta tarde en el Tribunal federal en el Viejo San Juan cuando Áurea Vázquez Rijos levantó su mano derecha para 'jurar decir la verdad' antes de ofrecer su testimonio en el juicio que la acusa de encargar el asesinato de su esposo canadiense Adam Anhang en el 2005.

'¡No, absolutamente no!', exclamó contundente cuando se le preguntó en dos ocasiones si había pedido a dos conocidos que contrataran un matón. La primera fue cuando se le preguntó por el testimonio del abogado Edwin Prado, y la segunda, cuando se le hizo la misma pregunta en relación a Alexis García Maisonet, dueño del restaurante Pinky's.

Ambos testigos de Fiscalía aseguraron en sus testimonios por separado que la mujer les habría preguntado si conocía a alguien que hiciera ese tipo de trabajo. 'Eso es embuste', dijo específicamente de Prado.

La mujer se exaltó nuevamente cuando se le preguntó si conocía a Alex 'El Loco' Pabón Colón, asesino confeso del crimen, o si le había pagado para que asesinara a su esposo millonario. 'No, absolutamente no. ¡Nunca he hablado con ese hombre!', aseguró.

Antes de iniciar su testimonio, Áurea recibió una extensa advertencia por parte del Juez, quien le aseguró que podría abrir una puerta muy riesgosa si decidía declarar, especialmente, en el contra interrogatorio. Sin embargo, decidió seguir adelante. Estaba serena. Incluso, cuando su hija de tres años comenzó a llorar en el último banco de la sala porque su abuela Carmen Rijos no le permitió quedarse de pie, ella se volteó y la miró sonriente, mientras la Fiscalía preparaba su objeción. Poco despues, la abuela y la niña fueron sacadas de la sala.

La madre de la acusada ha asistido al juicio en contadas ocasiones siempre sola. Además, solo permanece por minutos. Hoy fue la primera vez que trajo a la niña desde que comenzó el juicio.

El testimonio de Áurea comenzó con la explicación de por que utiliza diversos nombres y apellidos. Dijo que su papá es Dominicci y siempre se sintió con el derecho de utilizarlo. Añadió que como se dedicaba a hacer negocios en el mundo del entretenimiento, consideró que era un buen apellido.

Luego, su abogada Lydia Lizarríbar le cuestionó por el testimonio ofrecido por el licenciado Edwin Prado. Señaló que lo conoció en el año 2002 y validó las versiones del abogado de que trabajaron en varios proyectos juntos. Incluso dijo que había colocado un escritorio en la oficina de Prado para tener su propio espacio.

Despues llegó el momento de hablar de Roberto Cacho, ex socio de Adam Anhang.

'Fue la ruina de mi vida', dijo. 'Él era el socio de mi esposo, pero me detestaba. Me lo había dicho y me lo había demostrado', detalló.

Áurea contó que conoció a Roberto Cacho en el año 2002 en el vestíbulo del Hotel San Juan a traves de un amigo que tenían en común, Mario Torres. Meses más tarde, conoció a Adam en el restaurante Ají del Viejo San Juan.

'Era un hombre maravilloso. Bien bueno, y lo amaba muchísimo', aseguró.

Señaló que la boda ocurrió el 19 de marzo de 2005 y que asistieron sus familiares y amigos cercanos de Anhang, a excepción de Cacho.

'Porque Cacho me odiaba. Nosotros habíamos tomado la decisión mutuamente de que el no iba a ir', dijo.

A partir de ese momento, aseguró, comenzó a darse cuenta de que Cacho 'acosaba' a su esposo constantemente por correos electrónicos. Lizarríbar aprovechó para señalar las fechas de los correos enviados en secuencia durante el mes de abril, dirigidos por Cacho hacia Anhang.

'Quería que yo le firmara un poder… No acepte… No estaba de acuerdo de que Cacho pusiera exigencias sobre mí y Adam', recordó.

La mujer aseguró que el establecimiento Pink Skirt fue adquirido por su esposo y ella le quiso dar dinero de una demanda que había ganado, pero el se negó. Añadió que el negocio hacía mucho dinero, pero que todo ese panorama cambió a partir del 22 de septiembre de 2005, cuando su esposo fue asesinado.

Tambien habló de las notas de la sicóloga Alexandra Ramos, a quien visitó con su entonces esposo hasta el mismo día del asesinato. Dijo que despues de ver la presión que Cacho ejercía sobre Anhang pensó que su matrimonio terminaría y pidió a su mamá que le consiguiera un sicólogo.

La abogada le preguntó específicamente por las frases 'solo intenta' y 'No te dejare ir tan fácil' que estaban en sus notas, y que Áurea le habría dicho a Adam en medio de las sesiones. La mujer lo aceptó.

'¿Y a que se refería?', dijo la abogada.

'Adam y yo teníamos una vida sexual bien activa y era un lazo bien difícil de romper. Yo sabía que el no se iba poder alejar… Estábamos íntimamente casi todos los días. Inclusive, la noche antes de ir a la visita de la doctora, por eso me sorprendió tanto que el dijera eso (que estaba decidido a divorciarse). Porque constantemente salíamos a cenar juntos, compartimos juntos, teníamos relaciones y dormíamos juntos, nos comunicábamos diariamente todo el tiempo', detalló.

La noche del asesinato

Áurea hizo varias pausas cuando entró en la historia de lo sucedido la noche del 22 de septiembre de 2005. Dijo que había llevado mucho tiempo 'tratando de olvidar' este episodio. Sin embargo, mantuvo el relato que había ofrecido en el 2005 a la Policía, de que fueron dos personas quienes atacaron al matrimonio esa noche.

'Vi a Adam (ese día) porque el estaba tratando de conseguirme un abogado porque atropelle a una persona, y el día despues, el viernes 23, yo tenía vista en el tribunal. Todavía no tenía abogado… Por la noche habíamos coordinado ir a cenar a Il Perugino. Lo fui a buscar a la hora que habíamos pautado, cuando lo fui a recoger había hablado con el… intercambiamos los autos. Yo deje mi guagua (Porsche) de frente a las oficinas de Adam y nos montamos en el auto de el', contó.

'Conducimos hasta el Viejo San Juan. Aparcamos en La Cochera, y de ahí nos dirigimos a la calle del Cristo a pie. En la Calle del Cristo estaba Il Perugino. El negocio estaba cerrado y estábamos buscando opciones de dónde ir. Regresando hacia la Fortaleza paramos en Pink Skirt y me percate que hacía falta un licor, fuimos al (supermercado) Pueblo que estaba en la Plaza de Armas y lo compramos. Adam lo pagó con su tarjeta', siguió.

'Regresamos hacia la Fortaleza dejamos la bebida en Pink Skirt, nos encontramos un viejo amigo… como estábamos buscando dónde cenar esa noche, decidimos irnos al Dragonfly… Entramos allí y como conocíamos a la host (anfitriona) que estaba afuera, le preguntamos si nos podía conseguir mesa sin tener reservación. Cenamos. Socializamos con unas amistades con el área de la barra. Despues de cenar, nos dirigimos hacia el auto. Subimos por la calle Fortaleza, paramos un momento en la esquina donde estaba el Douglas, Adam entró a comprar cigarrillos. Subimos por la calle Tanca hasta la calle Luna. Doblamos hacia la izquierda de camino hacia La Cochera, más adelante en el fondo al horizonte yo veía dos personas paradas en la esquina. Estaba oscuro y como en San Juan siempre hay gente, seguimos caminando por la acera. Cuando llegamos a la esquina, creo que es la San Justo, una de las dos personas nos dijo que era un asalto cuando ya íbamos atravesando la mitad de la calle', relató y tuvo que hacer una pausa para regresar al relato.

'Estoy aguantada de manos de Adam y el empieza a discutir con alguien. Y grite tratando de buscar ayuda, tenía tanto miedo, era horrible. Fue tan rápido. Él estaba peleando con una persona de momento yo, no se, me golpearon yo tenía sangre en las manos, y no me acuerdo… Lo último que recuerdo es que el estaba discutiendo diciendome que corriera. 'Run baby, run'… Él estaba peleando', destacó.

'¿Usted escuchó en esta sala a 'Alex El Loco? ¿Lo oyó decir que usted lo contrató? ¿Es eso cierto?', preguntó Lizarríbar.

'No. Absolutamente, no', respondió.

'¿Había conocido a Álex 'El Loco' antes del 22 de septiembre?'.

'No lo conocía, lo puedo haber visto, si pudo estar cerca de mí en el negocio, no se… pero no lo conozco', señaló Áurea.

'¿Alguna vez se reunió con esta persona?', insistió la abogada.

'No. Te estoy diciendo que no lo conozco', respondió Áurea.

'¿Alguna vez lo contrató para planear algo?', insistió la licenciada.

'No, absolutamente no. Si no lo conozco', ripostó la testigo.

'¿Le ofreció tres millones de dólares por matar a Adam Anhang?', volvió la abogada.

'No, nunca he hablado con ese hombre', aseguró la acusada.

Luego señaló: 'Repito que lo puedo haber visto de lejos o lo trate como a cualquier otro cliente, pero nunca me relacione en la vida con ese hombre… lo puedo haber visto tal vez… no me recuerdo de el allí (en el negocio), había mucha gente. Si el iba, como el decía, cuando Pink Skirt se llenaba, pues estaba lleno'.

Tras el relato, Áurea contó que recibió cirugía por los golpes recibidos y que quedó muy afectada física y emocionalmente. Señaló que despues de un tiempo decidió retomar sus estudios y aprovechar oportunidades fuera del país que antes había dejado pasar.

'Más adelante, cuando ya me había recuperado un poco, decidí retomar mi vida. Volver a estudiar, empezar de cero…', dijo.

Mañana la defensa continúa con el interrogatorio.

Áurea Vázquez Rijos. (Juan R. Costa / NotiCel)
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