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Tribunales

Macabro desfile de los restos de Keishla Rodríguez en juicio contra Verdejo

El testimonio sobre la autopsia de Keishla Rodríguez produjo imágenes chocantes, pero todavía el jurado no ha recibido prueba que conecte directamente al acusado con el delito.

4 de mayo de 2021 - Recorrido por áreas relacionadas a la joven Keishla Rodríguez Ortiz, presuntamente asesinada por el boxeador Félix Verdejo. En la foto: puente Teodoro Moscoso sobre la Laguna San José, lugar donde asesinaron a Keishla.
Foto: Juan R. Costa / NotiCel

El jurado en el caso federal contra el púgil Félix Verdejo Sánchez miró ayer imágenes chocantes y de crudeza casi indescriptible sobre las condiciones del cadáver de la víctima, Keishla Rodríguez Ortiz, y la autopsia realizada, pero todavía en el desfile de prueba de la fiscalía federal no ha tenido piezas que vinculen directamente al acusado con la muerte de su expareja y de la criatura de ambos que cargaba en su vientre.

De hecho, en la continuación del testimonio de un agente federal que extrajo mensajes del celular de Verdejo Sánchez, y que produjo la presentación en evidencia de decenas de intercambios del acusado con varias personas, la fiscalía no introdujo mensajes entre la víctima y el acusado. Esto, a pesar de que dichos mensajes existen, como se pudo notar cuando el fiscal Jonathan Gottfried traspapeló evidencia mientras la proyectaba al jurado de nueve hombres y tres mujeres.

De quien se mostró un mensaje fue de Miguel Santiago Laiz, padre de Eliz Marie Santiago Sierra, madre de la hija de cinco años de Verdejo. Sobre esto se había creado duda de qué rol jugó en la trama, debido a su historial criminal y porque hace dos semanas la fiscalía federal lo acusó de narcotráfico. La defensa también había planteado que el hombre pudo haber tenido alguna relación con la víctima.

En un mensaje que le envió al acusado el 29 de abril a la 1:50 pm, horas después del supuesto secuestro y asesinato de la víctima, el hombre le dice “mi rey, sabes que nunca me he metido en tu relación. Solo te digo que tienes una mujer buena y no porque sea mi hija. Mi consejo, dalo todo si de verdad la quieres y, si no, sigue tu vida porque ella te ama”. “Mi amor, solo Dios sabe el amor que yo le tengo a tu hija y, como tú dices, es el amor de mi vida. No la quiero perder. Yo estoy dispuesto a hacer lo que ella me diga, no quiero perderla. De corazón”, contestó el acusado.

En el contrainterrogatorio al agente Ricardo Díaz Torres, el abogado Jason González Delgado pudo establecer que la fiscalía fue selectiva en los mensajes que mostró y que el testigo presume que los mensajes fueron de Verdejo Sánchez, pero no hubo corroboración de las identidades reales de las personas, así como que ser dueño de una cuenta de teléfono no quiere decir que el que escribe los mensajes es esa persona.

Según el informe inicial de la fiscal Jeanette Collazo, se espera que la conexión con el acusado surja en el testimonio del cómplice convicto, Luis Antonio Cádiz Martínez, y de su hermano, Ricardo, quienes se supone confiesen sobre la compra de la droga que se le inyectó a la víctima, la forma en que se le secuestró y se tomó su vehículo, cómo se le golpeó, se le drogó, se le amarró al bloque, se le arrojó a la laguna desde el puente Teodoro Moscoso y se le remató en el agua.

En estos primeros seis días del proceso, el desfile ha cubierto testimonio de parientes sobre el embarazo de la víctima y su relación con el acusado, y el de oficiales policíacos sobre los pormenores de la investigación que realizaron entre el 29 de abril de 2021, cuando Rodríguez Ortiz fue reportada como desaparecida, hasta el 2 de mayo, cuando las autoridades federales asumieron jurisdicción oficial. También, sobre los problemas de pareja entre Verdejo Sánchez y Eliz Marie Santiago Sierra, la madre de su hija. Ayer, fue el anticipado testimonio de la patóloga Rosa Marian Rodríguez Castillo.

Tras una información provista por el FBI, la Policía localizó el cuerpo de Rodríguez Ortiz flotando en la laguna San José el 1 de mayo de 2021 y el trabajo forense de la patóloga comenzó a las 8:40 pm de ese día extendiéndose hasta las 3:00 am del 2 de mayo. Más tarde ese mismo día, retomó trabajos y prosiguió el 3 de mayo.

En el juicio han sido visitantes constantes tanto familiares del acusado, principalmente su madre, como de la víctima, su madre, padre y dos hermanos. El fiscal Gottfried advirtió a estos sobre la prueba que vendría con la patóloga para que salieran, pero solo la madre se retiró. Los alguaciles duplicaron su presencia en la sala y el propio jefe de esa oficina, Wilmer Ocasio Ibarra, estuvo en sala durante la presentación de la evidencia.

Mediante 37 fotos, incluyendo dos que habían sido usadas en otros testimonios, la patóloga mostró el trayecto del cuerpo desde que la Policía lo llevó a tierra firme hasta que en el Instituto de Ciencias Forenses (ICF) le removieron el cable de metal que le habían colocado en el cuello y le corría por las muñecas, los tobillos, el abdomen y, finalmente, conectaba a un bloque de concreto, del tipo usado en construcción. La defensa objetó el uso de las imágenes, pero las razones no se conocen porque el planteamiento se hizo en una conferencia en el estrado del juez alejados del público y el jurado.

“[E]staba viva, cuando fue lanzada, llegó, al cuerpo de agua”, dijo la patóloga al rendir su conclusión pericial y añadir que se combinaron tres factores para provocar la muerte: 1) los golpes que recibió en el rostro que le desviaron el tabique nasal y le fracturaron un hueso en la nariz, 2) el estado de “depresión respiratoria”, o hasta inconsciencia, que pudo tener porque le inyectaron una combinación de fentanilo y xilacina (esta última es un anestesiante veterinario que se usa mezclado con otros narcóticos y que produce el llamado estado ‘zombi’ en sus usuarios), y 3) el ahogamiento cuando cayó al agua.

En sus últimos momentos de vida, Rodríguez Ortiz “tenía su actividad física restringida, estaba atada, estaba inconsciente… no se pudo defender, la tiraron al agua atada” y, también, estaba embarazada. “Al ella morir, el bebé muere”, resumió la perito.

La fiscal Collazo organizó las fotos de manera que el nivel de crudeza fue aumentando poco a poco. Primero se vieron distintas partes del cuerpo con enfoque en los amarres del alambre y los efectos de la descomposición. Rodríguez Ortiz desapareció el 29 de abril, por lo que llevaba dos días de muerta cuando se halló el cadáver.

Tras 14 fotos en la que se veían partes de un cuerpo, la fiscal presentó una imagen del cuerpo boca arriba donde se notaba la cara afectada tanto por los golpes como por la descomposición, lo que derribó las reservas de fortaleza de los parientes de la mujer. Su hermana, Bereliz, comenzó a sollozar, su padre, José, le tapó los ojos y la abrazó mientras el mismo seguía observando la imagen, y su hermano, Jonathan, bajó la cabeza en aparente llanto. La madre del acusado bajó la cabeza, mientras su hijo se mantuvo rígido, como casi todo el tiempo. En el banco de jurados, muchos no miraban el monitor donde se les muestra la prueba. El propio juez Pedro Delgado Hernández se mantuvo tomando notas y trabajando con papeles sin mirar su monitor tampoco.

Las lesiones por los golpes son compatibles con una “pelea”, dijo la testigo, mientras que el efecto de la descomposición es natural, pero grotesco. Decoloración de la piel, pérdida de algunas secciones de la piel y el cabello, ojos y lengua brotada, manos tan hinchadas por el agua que alcanzan lo que los forenses llaman condición de “manos de guante”, o lo mismo que una especie de hinchazón por la cual la piel no parece pegada a los huesos y músculos sino, precisamente, como si fuera un guante sobre la mano. La condición del cadáver requirió identificación dental.

Por macabro que resultó el Exhibit 92 de la fiscalía, no fue la imagen más chocante.

Los jurados vieron también todo el sistema reproductivo removido del cuerpo de Rodríguez Ortiz y desplegado en una mesa para examen, y también se les mostró una pequeña masa alargada que fue el embrión con tres a seis semanas de gestación recuperado del útero.

Para que Rodríguez Castillo explicara lo relacionado a los golpes, los jurados vieron fotos del “esqueleto facial” de la víctima después de que la patóloga removió la piel para exponer los huesos y corroborar la fractura en la nariz y el tabique desviado de izquierda a derecha. La causa más frecuente de ese tipo de lesión es “un puño” directo a esa área. La testigo enumeró lesiones compatibles con golpes en el lado izquierdo de la cara, cachete, mandíbula y, por el lado derecho, en la sien, cerca de oreja, pómulo y mandíbula.

Las imágenes impactantes no terminaron ahí. Para explicar su conclusión sobre que estaba viva cuando su cuerpo llegó a la laguna, se presentó también foto del cráneo diseccionado en el que la perito resaltó el llamado “hueso avispa” (estenoidal) que alberga la glándula pituitaria en la base del cráneo. Si se descubre agua ahí, como en este caso, la conclusión clínica es que la persona estaba viva cuando inhaló agua y se ahogó.

Finalmente, una imagen mostraba el alambre y el bloque ya removido del cuerpo y, seguido, la fiscalía presentó en sala el bloque de concreto encontrado atado al cuerpo. La doctora autenticó el mismo y entró como pieza de evidencia para la consideración del jurado.

El turno de la defensa para contrainterrogar será hoy.

Vea:

Fiscalía muestra a un Verdejo “descontrolado” horas antes de asesinato de su pareja

Periodista y abogado con 25 años de experiencia. Cofundador, o miembro de los equipos fundadores, de NotiCel, el Centro de Periodismo Investigativo, Red 96, Primera Hora y El Nuevo Día Interactivo.