Poemas de asambleísta Carmen Arroyo
En sus poemas habla de su vida misma. De su lucha, de su país, del amor por la familia, del rechazo y del valor. La puertorriqueña Carmen Arroyo tiene un escrito para cada una de sus etapas.
Si pudiera, tendría un poema para cada instante de su vida. Desde los sentimientos que la envolvieron en la década de los 60 cuando siendo una jíbara de Corozal partió a Nueva York en busca del padre de sus siete hijos, hasta del discrimen que áun, diariamente, tiene que enfrentar como asambleísta en la ciudad de Nueva York, de todo ha escrito.
'Ya van 37 años de lucha', comenta sobre el inicio de su travesía en la gran ciudad, cuando se encontró con el hombre que buscaba ya había formado otra familia.
'Lo superé, sencillamente, dedicándome a mis hijos. No los podía abandonar para irme detrás de nadie. Tuve la certeza de encontrar trabajo, así que no había tiempo para otras cosas', relató.
Trabajó en una 'factoría' de unos judíos en las que se hacían álbumes de fotografía. Era como un trabajo artesanal y 'siempre he sido muy buena con mis manos'. Un día, la dueña se encontró agitada con la nómina, ella sabía de contabilidad y se ofreció a ayudarla. Rápidamente, consiguió otro trabajo haciendo este tipo de tareas, ahorró y mandó a buscar a sus niños. Sin embargo, pronto se vio obligada a dejar el empleo cuando no encontró quien le cuidara a los niños que aún no iban a la escuela, 'y terminé en las filas del Welfare'. Entonces vio cómo se les marginaba, sobre todo a las mujeres que recibían las ayudas.
Ahí comenzó si pausas su trayectoria como defensora de minorías.
'Empecé a luchar por los derechos de las madres de 'Welfare' e hice una organización de puertorriqueños, los induje a votar y a elegir puertorriqueños y me envolví de tal forma que cada vez que alguien quería postularse venía donde mí, hasta que dije 'ahora me toca a mí'', recuerda sobre la ocasión, hace 18 años, cuando se convirtió en la primera mujer, hispana, puertorriqueña, en obtener un puesto electivo en la legislatura de Nueva York. Lo consiguió con el 98% de los votos. Preside allí el Comité de Educación Bilingüe y el de Salud de la ciudad. Sin embargo, aun con ese camino recorrido, no ha dejado de sentir el discrimen por ser puertorriqueña. Dice que la ignoran, que bloquean sus proyectos y buscan no hacerla partícipe de las reuniones que allí se desarrollan.
Todas estas experiencias están compiladas metafóricamente en sus poemas, 'Mis poemas', el libro que presenta hoy a las 7:00 p.m., en el Centro para Puerto Rico de Río Piedras.
Dice que comenzó a escribir desde niña, educada de una parte cultural y artística en la escuela. Se envolvió estudiando a otros puertorriqueños como José Gautier Benítez, Julia de Burgos, José de Diego.
'El libro te da una clarividencia de las inquietudes de Carmen Arroyo, de las cosas que he tenido que pasar y que he logrado hacer, la otra inspiración es de Puerto Rico y un poco de religiosidad', explica. Incluye también un poco de crítica, sobre todo al ambiente político que pernea en la Isla. Específicamente, habla del poema 'El Fulano', que es 'el individuo que se para hablar y definir el status. En vez de estar hablando status debe estar hablando de mejoras para el pueblo, de educación, de salud, de empleos… lo dice el pueblo'.