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Vida

Yuyo: Mi único paciente mayor que yo

Recuerdo conocer a Yuyo cuando trabaje en el Parque de las Ciencias en Bayamón. En ese entonces él tenía 39 anos. Yo tenía 32. Eso, en pacientes veterinarios no pasa muy frecuente.

Sin haber trabajado nunca con animales exóticos, me tocó la difícil decisión de buscarle hogar fuera de Puerto Rico a una preciosa bebe chimpancé huérfana de madre llamada Tammy. Yuyo era el padre de Tammy.

Por un lado, en Puerto Rico no había mama chimpancé adulta que se encargara de Tammy. Por el otro, Yuyo tenía otro hijo llamado Tobby, con el cual no podía compartir por haberse criado en jaulas separadas. Los chimpancés son gregarios y necesitan de compañía. Sin embargo, es difícil juntar chimpancés adultos, en especial machos, ya que se ponen sumamente agresivos. Buscando juntar a Yuyo con su hijo adolecente Tobby, decidimos negociar la entrega de Tammy al zoológico de Saint Louis, Missouri a cambio del peritaje necesario para reunir a padre e hijo. El junte se logró el 14 de Octubre del 2004.

La experiencia de trabajar con estos animales fue increíble. Yuyo fue un animal que por muchos años estuvo solo, haciendo trucos por obligación para el entretenimiento de las personas, cosa con la cual no estoy de acuerdo. Sin embargo, luego de tantos años, logramos socializarlo para que pudiese vivir con su hijo.

No olvido el día que los juntamos. Estaban allí, padre e hijo en una jaula dividida por una compuerta. Nosotros preparados con mangueras de bombero a presión y rifles con dardos de anestesia para evitar se hicieran daño. Entonces, abrimos las compuertas. Enseguida, Yuyo y su hijo se enredaron en una agresiva pelea. A pesar de nuestro miedo, los expertos nos incitaban a dejarlos pelear. De repente, minutos mas tarde, Tobby se arrodilló frente a su padre y bajo la cabeza, como pidiéndole perdón. En un momento de silencio absoluto y ante la mirada nerviosa de todos los allí presentes, Yuyo lo miró e hizo gesto de aceptación. Desde ese momento en adelante, compartieron y jugaron como si nunca padre e hijo se hubiesen separado.

Agradezco a Ramón Luis Rivera hijo, alcalde del Municipio de Bayamón, por la oportunidad, el haber elegido el curso acción correcto y ofrecerle un excelente cuidado. Ello le permitió a Yuyo vivir en su últimos años dignamente junto a su hijo en la misma jaula.

Como un paciente agradecido, cada vez que me veía llegar ponía su espalda contra los barrotes para que lo acariciara. Se dejaba poner inyecciones cuando se enfermaba y tomaba sus medicinas junto con la comida sin dar problemas. A pesar que en los últimos años lo deje bajo el excelente cuidado del Dr. José Trujillo, siempre lo recordare con mucho cariño.

Hoy recibo con mucha pena la noticia de su muerte. Que descanse en paz nuestro querido Yuyo.