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Banksy dice adiós a Nueva York tras un mes de 'residencia'

Envuelto en su aura de misterio, el artista callejero Banksy ha concluido su mes de trabajo en Nueva York envuelto en opiniones contrapuestas sobre el valor autentico de sus obras o sobre el autentico sentido del arte en las calles.

Adorado por unos, criticado por otros, incomprendido por bastantes e ignorado por muchos, y hasta víctima de algún oportunista que buscaba ganar dinero a su costa, el británico Banksy ha tenido en su mes de 'residencia' altibajos artísticos y ha generado muchas discusiones, uno de los objetivos de este tipo de arte.

Sin embargo, no deja de ser cierto que Banksy creó un gran interés gracias a los numerosos seguidores que buscaban cada nueva obra colocada en su página web para verla en persona y hacerse fotos antes de que desapareciera o fuera dañada.

'Se ha formando una comunidad en torno a las piezas, un sentimiento de grupo', resalta a Efe el crítico de arte Hrag Vartanian, director de la publicación digital www.hyperallergic.com.

Otro crítico de arte, Jason Kaufman, cree que Banksy ha intentado redimirse en el escenario mundial que es Nueva York frente a los miembros de la comunidad del arte callejero que le consideran 'un vendido' al mercado, ahora que sus obras se venden en subastas o que ha colaborado con Damien Hirst, uno de los paradigmas de la monetarización del arte.

El último acto de Banksy en Nueva York fue la subasta benéfica de una pintura modificada por él y adjudicada en la noche del jueves en 615.000 dólares.

Se trata del cuadro 'La banalidad de la banalidad del mal', que representaba inicialmente un idílico paisaje de montañas bosques y lagos, y al que el artista callejero anónimo añadió un jerarca nazi sentado en un banco que contempla el panorama.

El último montaje del artista británico en la Gran Manzana, realizado el 31 de octubre, fueron unas letras inflables con su nombre, colgadas de la fachada de un edificio abandonado junto a una autopista de Queens.

Este montaje final no estuvo exento de líos, ya que cuatro hombres fueron detenidos por entrada ilegal en la propiedad cuando estaban robando las letras.

'Esto es todo. Gracias por su paciencia. Ha sido divertido. Salven 5pointz. Adios', dijo en su mensaje final en su página web Banksy, en referencia al edificio meca del arte grafitero neoyorquino, que está destinado a ser demolido para construir un edificio de apartamentos de lujo.

Tal vez con la donación caritativa o el mensaje sobre 5pointz, o con un mensaje de amor a Nueva York (con un corazón tachonado de tiritas), intentó congraciarse con los neoyorquinos después de que su texto sobre la fealdad del edificio que sustituirá a las Torres Gemelas no fuera muy bien acogido en la ciudad.

El trabajo de Banksy en este mes se resume en 23 pinturas o mensajes pintados (muchas de ellas realizadas a partir de plantillas), un vídeo y seis montajes callejeros, además de un día de inactividad 'por actividad policial'.

Algunas obras fueron cubiertas rápidamente, pero que otras han sido protegidas por placas de plexiglás o puertas correderas de metal, y alguna otra removida posiblemente para ser vendida.

Incluso, un espabilado cubrió una de las obras (incluso si el edificio no era suyo) y durante un rato cobró dinero por verlo.

Otras obras fueron víctimas de rápidos grafitis pintados encima, ya que existe una 'tensión' entre el arte callejero y el grafiti, según explica Vartanian.

Pero, desde el punto de vista puramente artístico, el resultado ha sido desigual.

Para Vartanian, sólo 5 o 6 piezas 'eran realmente buenas', entre ellas el montaje con un camión de los usados para trasladar animales al matadero, cargado con peluches de vacas, cerdos u ovejas, que asomaban sus cabezas por las aberturas de la caja del vehículo.

Este crítico explica que Banksy 'tiene el don de atraer la atención' con 'mensajes muy simples' extraídos del mundo de la publicidad.

Y no deja de apuntar que parte del interés que genera el artista británico es su anonimato. 'Parte de su atractivo es que, mientras la NSA espía a todo el mundo, resulta increíble que alguien sea anónimo' y pueda eludir la acción policial.

Kaufman señala a Efe que Bansky ha mantenido en Nueva York lo que le distingue: 'su crítica política y al sistema', en un intento de volver a las raíces y calmar a sus críticos.

Tal vez el punto más llamativo de este mes fue el tenderete con obras de Banksy sobre papel que se montó el domingo 13 de octubre junto a otros puestos de venta de arte para turistas en Central Park.

Apenas se vendieron unos pocos, a 60 dólares cada uno, e incluso por menos tras algún regateo. 'Es una metáfora del arte callejero. De lo que no miramos y es mejor mirar de cerca', explica Vartanian.

Esta 'broma de sí mismo' muestra que Banksy es también una marca, algo de lo que él mismo es consciente, señala este crítico.

Para Kaufman, se trata de 'una ironía muy fuerte' sobre el mercado del arte en la que el propio artista admite que sus obras no atraen lo mismo si no se sabe que son suyas.

Un graffiti del artista callejero británico 'Bansky' en Queens (EFE Archivo)
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