Log In


Reset Password
SAN JUAN WEATHER
Vida

Los de larga vida rinden tributo al dador de vida eterna (galería)

Por segundo año consecutivo, las calles del pueblo de Guaynabo aledañas al ayuntamiento recibieron hoy miercoles el desfile de decenas de personas de la tercera edad de los ocho centros de envejecientes del municipio para contar la historia del Vía Crucis con motivo de la Semana Santa.

'Nos lo han pedido', afirmó la coordinadora del Centro de Envejecientes Guaraguao, Ramona García. Vestida con su túnica y su pañuelo en la cabeza, aseguró que quieren preservar el desfile como una costumbre de todos los años.

Para conmemorar la persistencia de Jesús en el pueblo, su espíritu vivo en los presentes que reencarnaban su resurrección, los centros se unieron a la iniciativa organizada por el Departamento de Servicio a la Familia.

'No quiero los centros separados. Ahora somos un pueblo, así que vamos a mezclarnos', dijo una coordinadora antes de empezar.

Decenas de personas de la tercera edad se organizaron en la calle. Primero, los que vestían túnicas hasta el suelo, pañuelos en la cabeza, que cargaban quinqués y jarrones. Detrás, con sus propios atuendos elegantes, más personas.

Un chofer que trabaja con el Departamento encarnaba el personaje de Jesús por segundo año consecutivo. Llevaba una túnica blanca, un pañuelo rojo, el pelo enmarañado con una corona, y mancha rojas en la piel. Lideró la marcha, sosteniendo la cruz. 'Es que la cruz es muy pesada para los viejitos', comentó Otoniel Figueroa, quien trabaja en el Departamento de Servicios a la Familia.

Al frente, una guagua de sonido del Municipio iba contando la historia en catorce paradas distintas. Mientras el desfile avanzaba, desprendía de las bocinas una canción que coreaba 'Perdona a tu pueblo'. Las voces se sumaban con fuerza al coro.

'No se ve de embuste, se ve real', dijo un hombre desde la acera, que ha sido espectador en otras ocasiones de actividades similares.

Y es que había algo en el rostro de ese desfile, una mezcla de seriedad y entusiasmo, en sus miradas clavadas al piso, los dedos cruzados en gesto de rezo, y la conversación dispersa y breve, se colaba una emoción honesta.

Hasta los llevó a las lágrimas. Cuando llegaron a la plaza pública, el personaje de Jesús se colocó frente a la fuente con los brazos abiertos. Una mujer, tendida a su lado izquierdo, se secaba las lágrimas mientras la canción 'Al que está sentado en el trono' sonaba. Las lágrimas seguían brotando, pero cuando alzó la mirada, un atisbo de sonrisa le aclaró el rostro.

Del otro lado de Jesús, una mujer vestida de rojo descansaba su rostro sobre la pierna del hombre. Acariciaba la cruz, mientras, con los ojos cerrados, tarareaba la melodía de la canción.

A su lado, Paula Hernández, de 72 años, y del Centro Santa Rosa III, con la mirada fija al cielo, cantaba la canción. 'Es que es tanto lo que Jesús me ha dado', comentó luego emocionada.

Aunque la actividad era con motivo religioso, también se concretó un momento de unión entre esos rostros que contaban tantas historias. Con sus arrugas, desde unos ojos profundos y un paso lento pero preciso, hablaban sin decir una palabra y contaban historias de años.

Desde la mañana temprana, el reverendo Eliezer Álvarez, de la Iglesia Discípulos de Cristo, se sentó en la plaza. En su mensaje, contó que le maravilló escuchar las conversaciones dispersas que se daban. 'Te recuerdas cuando ahí estaba el negocio de fulana?', escuchó.

En esa memoria de pueblo, de espacios y miradas, se colocaba la larga fila de miradas que ahora asumían con especial solemnidad, cada personaje que les tocaba en la conmemoración religiosa.

El padre Mario Guijarro, de la Parroquia San Pedro Martí, habló del amor en su mensaje. 'Nosotros tenemos que cambiar. Sacar el corazón de piedra y dejar que crezca un corazón de carne', exhortó el padre, que vestía en una guayabera cruzada al cuello con la típica cinta blanca.

A su vez, agradeció la presencia de múltiples denominaciones. Una mujer del Centro de Camarones había dicho: 'Yo no avalo esto, más bien, no sé bien de esto porque no soy católica, pero estoy aquí con el centro'.

Comenzó a llover. Todos permanecieron en el mismo sitio, como si la lluvia no existiera o fuera una simple invitada a la actividad. 'Ay, la monga', decían por lo bajo los trabajadores de servicio a la familia, pero nadie dispersó la actividad. Ahí quedaron todos, detenidos, con sus disfraces que no parecían disfraces, hasta que la actividad culminó.

        

Última parada del Vía Crucis en la plaza pública de Guaynabo. (Josian Bruno/Archivo NotiCel)
Foto:
Última parada del Vía Crucis en la plaza pública de Guaynabo. (Josian Bruno/Archivo NotiCel)
Foto:
Última parada del Vía Crucis en la plaza pública de Guaynabo. (Josian Bruno/Archivo NotiCel)
Foto:
Última parada del Vía Crucis en la plaza pública de Guaynabo. (Josian Bruno/Archivo NotiCel)
Foto:
Última parada del Vía Crucis en la plaza pública de Guaynabo. (Josian Bruno/Archivo NotiCel)
Foto:
Última parada del Vía Crucis en la plaza pública de Guaynabo. (Josian Bruno/Archivo NotiCel)
Foto:
Última parada del Vía Crucis en la plaza pública de Guaynabo. (Josian Bruno/Archivo NotiCel)
Foto:
Última parada del Vía Crucis en la plaza pública de Guaynabo. (Josian Bruno/Archivo NotiCel)
Foto:
Última parada del Vía Crucis en la plaza pública de Guaynabo. (Josian Bruno/Archivo NotiCel)
Foto:
Última parada del Vía Crucis en la plaza pública de Guaynabo. (Josian Bruno/Archivo NotiCel)
Foto: