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El Louvre sugiere cómo evitar la catástrofe

Crisis, futuro y adivinación conforman un cóctel artístico de alto voltaje en el Louvre, que reúne algunas de sus piezas más valiosas con otras de arte contemporáneo y prestamos de gran calibre, en la que a partir de hoy es su primera gran exposición otoñal.

Obras de Ai Weiwei, Jeff Koons, Chéri Samba y una docena más de artistas internacionales se cotejarán hasta el próximo 4 de enero en la pinacoteca con testigos milenarios de otros tiempos y culturas, del Egipto faraónico a la Mesoamérica Maya, o más recientes, como la serie 'El Destino de los imperios' del estadounidense Thomas Cole.

'La Destrucción', penúltimo y explícito cuadro de los cinco que pintó Cole hacia 1830 para su alegoría sobre el devenir de una civilización, desde el nacimiento y apogeo hasta su desaparición, da imagen al cartel de la exhibición y el tono del evento.

El diálogo entre el arte del pasado y el más actual pasa por préstamos de valor incalculable como una estela de granito de Kaminaljuyú (Guatemala, 200-50 a.C.) y encargos monumentales a artistas vivos, como el argentino Tomás Saraceno, o el egipcio Wael Shawky, quien trabajó sobre la caída del imperio azteca.

En el museo más visitado del mundo, esta exposición, que más allá del arte contempla la ciencia, la arquitectura, la tecnología, el cine y la historia, tiene título de libro: 'Une brève histoire de l'avenir' (Una breve historia del futuro).

Nació, de hecho, con el propósito de ilustrar ese texto escrito en 2006 y ahora actualizado por el también novelista, político y economista Jacques Attali, intelectual francés convencido de que el futuro es previsible y no va en estos momentos en la mejor de las direcciones posibles.

Desde la perspectiva de que aún se puede evitar la catástrofe, el ensayista quiere recordar con esta exposición 'y con mi trabajo desde hace tiempo', según dijo a Efe, que si se hubiera escuchado a quienes en 1912 o en 1932 prevenían de los riesgos de la guerra, se habrían podido evitar quizás las dos mundiales del siglo XX.

Convencido de que 'el suicidio de la Humanidad es todavía evitable, pero ya está en marcha', el exconsejero del presidente socialista François Miterrand, que entre otras muchas actividades asesora hoy al secretario general de la ONU, propuso ilustrar su libro al presidente del Palacio de Tokyo, Jean de Loisy.

De Loisy elaboró un proyecto que incluía tantas obras del Louvre -entre ellas una copia anónima de la bíblica 'Parábola de los ciegos' de Brueghel el Viejo (1525-1569)- que su entonces presidente propuso que se hiciese en sus muros.

Comenzó así una colaboración con la conservadora general del Louvre, Dominique de Font-Réaul, que desembocó en un recorrido por 200 obras, de ellas una quincena contemporáneas, en su mayoría fruto de encargos especiales a Mark Manders, Saraceno, Shawky, Camille Henrot, Isabelle Cornaro o Samba.

'Concebida siempre desde el balcón del presente', para de sala en sala 'transformar el estado de conciencia del visitante sobre el mundo de hoy', resumió a Efe De Loisy, la exposición se divide en cuatro áreas temáticas: el ordenamiento del mundo, los grandes imperios, la ampliación del mundo y el mundo de hoy.

En la última sala, el visitante topa con el fragmento de una escultura de Rodin, 'L'Ombre', encontrada en los escombros del World Trade Center de Nueva York, tras los atentados de 2001, y un vídeo de Laurent Perreau junto a una instalación de Ai Weiwei en forma de ágora, hecha para el Louvre con pedestales de antiguas columnas.

El misterio de 'La Sibila de Cumes', de Domenico Zampieri (1581-1641), y una arriesgada acrobacia captada por la fotógrafa Rhona Bitner en 1994 despiden al espectador.

(EFE)
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