El fallecimiento de la excontralora Ileana Colón Carlo levantó reacciones de tristeza, principalmente entre los líderes del Partido Popular Democrático (PPD).

Por ejemplo, su presidente Hector Ferrer, dijo que Colón Carlo fue una 'gran servidora pública, excelente profesional y una extraordinaria mujer'.

'Cualquier adjetivo que podamos utilizar para describir sus ejecutorias, honestidad y rectitud, se quedarán cortas ante el valor de esta gran funcionaria. Su gran trabajo mientras fue contralora desde el 1987 hasta el 1997, deben servir de ejemplo para todo aquel que le quiere servir al país. A su familia, mi más sentido pesame. Que Dios les brinde mucha fortaleza en este momento de dolor', manifestó Ferrer.

Por su parte, el exgobernador Alejandro García Padilla dijo que la muerte de Colón Carlo le tomó por sorpresa.

'Ella redefinió la contraloría. Es a partir de ella que esa oficina toma un rol más activo y de comunicación con los ciudadanos. Su desempeño público, del 1987 al 1997, siempre fue vitrina de los más altos principios en defensa de lo público. Fue una defensora incansable de lo correcto, sirviendo a su patria con una trayectoria intachable en el servicio público. Además, Ileana fue una amante de las artes, en particular la música. Su voz como altoparlante de la conciencia nos hará falta. Que descanse en paz esta gran mujer', expresó García Padilla.

Al momento de su muerte, la exfuncionaria residía en Miami y le sobrevive su esposo, Jose 'Pepe' González Mucía.

Colón Carlo fue la septima persona en ocupar el cargo de Contralor en la historia constitucional de Puerto Rico y cumplió completamente los 10 años del termino de vigencia del nombramiento. Sirvió del 1 de octubre de 1987 al 30 de septiembre de 1997 por designación del gobernador Rafael Hernández Colón.

Bajo su mando, la Contraloría adquirió un perfil distinto al que había cumplido en ese momento. Colón Carlo fue mucho más vocal en el desempeño del cargo que sus antecesores y convirtió la Oficina en una orientada hacia la detección de actos de corrupción cuya finalidad no era meramente publicar auditorías sino asistir en el procesamiento de políticos corruptos, lo cual hizo en varias ocasiones.

Desde su salida del cargo, la Oficina no ha vuelto a tener la misma proyección que tuvo bajo su mando y, aunque los distintos contralores que le siguieron se convirtieron en figuras mucho más públicas, el trabajo investigativo de la Oficina perdió la agresividad que le había impartido Colón Carlo.