Diputados británicos debaten un proyecto de ley sobre el suicidio asistido
Los diputados británicos debaten hoy un proyecto de ley que permita a enfermos terminales en Inglaterra y Gales recibir ayuda para acabar con su vida bajo supervisión medica.
El proyecto ha sido presentado por el diputado laborista Rob Marris, que considera que es necesario contar con una ley que ofrezca 'dignidad' a los enfermos que quieran terminar con su vida.
En virtud de la actual ley del suicidio de 1961, es ilegal ayudar o animar a una persona a poner fin a su vida en Inglaterra y Gales y está penado con hasta 14 años de cárcel.
Irlanda del Norte cuenta con una ley similar mientras que Escocia no tiene una legislación específica al respecto, pero en la práctica una persona puede ser procesada bajo la legislación relativa al homicidio, según indicaron hoy los expertos.
Según el proyecto de ley de Marris, dos médicos y un juez del Tribunal Superior de Londres tendrían que aprobar la ayuda a un enfermo terminal, pero éste deberá tener menos de seis meses de esperanza de vida y estar en pleno uso de sus facultades mentales.
La ley, si finalmente sale adelante, establecerá que únicamente el paciente podrá tomar la medicación que acabe con su vida, no ser suministrada por el médico, con lo que se descarta la eutanasia.
Los profesionales médicos tendrán el derecho a negarse a tomar parte en un caso como este de suicidio asistido.
Al mismo tiempo, una persona que no tiene una enfermedad terminal o padece una demencia no podrá solicitar la ayuda para el suicidio asistido, de acuerdo con el texto legislativo a debatir.
El primer ministro británico, David Cameron, ya ha adelantado que no está convencido de la necesidad de modificar la actual ley, lo mismo que el arzobispo de Canterbury, Justin Welby.
Los diputados tendrán derecho a voto libre, por lo que no estarán obligados a seguir la línea de sus partidos.
Esta será la primera vez en casi veinte años que los parlamentarios voten sobre un texto legislativo relativo al suicidio asistido, un tema que siempre genera un intenso debate.
Welby afirmó hace unos días que si el proyecto es aprobado, creará una situación en la que el suicidio será visto como algo que se apoya en lugar de ser considerado como una tragedia.
Agregó que pedir la ayuda de los médicos para colaborar en el suicidio asistido supondrá 'un cambio de proporciones monumentales, tanto en términos de legislación, como en la labor de los médicos'.
El respeto por la vida de los demás es centro de las leyes criminales y de derechos humanos del país, por lo que la actual ley no debería ser suprimida, insistió el arzobispo de Canterbury.
Por su parte, un portavoz de la organización 'Cuidar, no matar', contraria a la eutanasia, dijo que este proyecto de ley es 'peligroso' y pidió a los diputados que no lo apoyen.
Según el portavoz de esa organización, son pocos los británicos que viajan al extranjero para terminar con su vida en alguna clínica especializada en casos de eutanasia.
Sin embargo, el grupo a favor del suicidio asistido 'Dignidad al morir' considera que la nueva ley evitaría a mucha gente enferma un sufrimiento innecesario.