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Salud

¿Después de vacunarse qué?

Pese a la inmunidad adquirida, las personas vacunadas deben seguir usando la mascarilla porque todavía pueden contraer el Covid-19 y contagiar a otros.

La vacuna contra el Covid-19 llegó a la Isla en diciembre pasado.
Foto: Archivo/Juan R. Costa

Con la llegada de la vacuna contra el Covid-19 a Isla, resucitó la añoranza de volver a la rutina, de dejar atrás los seis pies de distancia física y la mascarilla, que se ha convertido en parte esencial de la vida en tiempos del coronavirus. A casi un año del confinamiento impuesto por el Gobierno para paliar la crisis salubrista, por fin, atisbaba el final de la pandemia.

No tan rápido.

Ese pinchazo, según expertos, ha creado entre las personas vacunadas una falsa percepción de libertad y de invulnerabilidad, que podría colocar en peligro a las personas que todavía esperan por la preciada dosis de Moderna o de Pfizer, las dos vacunas autorizadas para uso en Estados Unidos y Puerto Rico.

“Hay un grupo vacunado que se sienta que ahora tiene un armadura en medio de una pandemia”, apuntó el epidemiólogo Juan Carlos Reyes Pulliza.

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“Es bien malo porque ahora casi tienes asesinos con licencia porque estamos hablando de personas que se vacunan y van a abrirse a viajar, a ir a restaurantes, ir a lugares congregados y actividades. Entonces esas personas pueden llevar el virus al seno del hogar a personas que no están vacunadas”, agregó.

En un mensaje invitando a la población a vacunarse, el epidemiólogo y director del Instituto Nacional de Alergia y Enfermedades Infecciosas de Estados Unidos, Anthony Fauci, también advirtió esta semana que las personas inoculadas podrían convertirse en portadores asintomáticos del virus y contagiar a otros.

A mediados de diciembre, el gobierno de Puerto Rico inició un plan de vacunación masivo en dos fases debido al limitado inventario de vacunas disponible. La Isla recibe las vacunas fabricadas por Moderna y Pfizer del Gobierno federal, que durante la administración de Donald Trump combatió la crisis de salud con poco rigor.

El Departamento de Salud con la ayuda de la Guardia Nacional y una red de proveedores privados vacunó primero a los profesionales de la salud y a los primeros respondedores. Ahora vacuna a las personas de 65 años o más, el grupo poblacional más propenso a morir de la terrible enfermedad respiratoria que causa el virus, en medio de reclamos para que mejore la planificación del proceso de inoculación para frenar a las personas saltan su turno en la vacunación.

Al 3 de febrero, la Isla había recibido 526,225 vacunas y distribuido 442,416, según Salud. Pero solo aparecían registradas, un proceso que se realiza manualmente, 289,974 vacunas. De esta cifra, 219,649 correspondían a las personas que habían recibido la primera dosis y 70,325 de personas que habían recibido ambas dosis. En Puerto Rico, viven unas 3.1 millones de personas, de acuerdo a datos del Censo.

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Las vacunas de Moderna y de Pfizer proveen un 95% de inmunidad, pero no evitan que la persona inoculada contraiga la enfermedad o que se convierta en un portador y contagie a otras.

“Esa vacuna básicamente lo que hace es que evita que tú te enfermes de manera severa porque ya tu sistema inmunológico está presto para combatir el virus y probablemente no desarrolles ninguna sintomatología o tengas una enfermedad bien leve”, explicó Reyes Melliza, catedrático del Departamento de Bioestadística y Epidemiología de la Escuela Graduada de Salud Pública del Recinto de Ciencias Médicas de la Universidad de Puerto Rico.

“La primera dosis tiene la capacidad de decirle a tu cuerpo mira hay un agente externo que te está invadiendo, pero es en la segunda la que le confiere a uno el 95% de efectividad”, abundó.

Aunque se trata de una inmunidad individual en la medida que otras personas se vacunen crece la capacidad para combatir el virus del Covid-19. Por lo tanto, se reduce la posibilidad de contagios y de brotes en la población. El Gobierno ha calculado que el 70% de la población debe estar vacunada para verano y así alcanzar la inmunidad colectiva. Eso dependerá del flujo de vacunas, que hasta el momento no cumplen con la necesidad de demanda. La Isla recibe 41,450 dosis semanalmente.

Este cálculo se asemeja a los estimados de Fauci, quien ha afirmado que si Estados Unidos consigue vacunar entre el 70 y el 85% de la población para mediados de verano, podría ver “un grado de normalidad” en otoño.

La mascarilla llegó para quedarse... por ahora

Ante ese falso sentido de seguridad que ha provocado la vacunación y que se afianza con el relajamiento del toque de queda y de los horarios de operación de los negocios, Reyes Melliza insistió en la necesidad de usar las mascarillas y de continuar con el distanciamiento físico como medidas preventivas para evitar contagiarse con el virus en momentos en que la tasa de positividad en la Isla se mantiene en un 9%.

La positividad mide el porcentaje de personas que da positivo a la infección entre el universo que se realizó la prueba para detectar el virus en un tiempo determinado. Según la Organización Mundial de la Salud, el virus está controlado cuando este índice no excede el umbral del 5%.

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“La gente tiene que entender que toda aquella persona vacunada está recibiendo un regalo de vida porque de manera individual se limita la posibilidad de que esa persona se enferme y termine hospitalizado por Covid. Esa posibilidad es todavía más baja si es una persona joven”, observó el epidemiólogo.

“Para poder dar un regalo de vida a la comunidad, a nuestros conciudadanos, tenemos que mantenernos con nuestro distanciamiento. No agregarnos y mantener la mascarilla que ha sido fundamental”, agregó sobre una exhortación que Fauci también ha hecho a los estadounidenses.

Reyes Melliza también urgió al Departamento de Salud a iniciar una campaña educativa sobre la importancia y las implicaciones de vacunarse.

“Es importante que la gente sepa que ese 95% significa que 5% de las personas no recibe ningún tipo de beneficio con la vacuna y en términos poblacionales es mucha gente. Multiplica eso por 3 millones y verás”, apuntó el epidemiólogo, quien formó parte del extinto "Task Force" Médico.

No tan solo eso.

Indicó que la aparición de las nuevas variantes de Covid-19, que son mucho más contagiosas, requiere que se revise el cómputo del 70% para alcanzar la inmunidad comunitaria porque aumenta el nivel de infectividad con esas cepas.

“Cuando el nivel de contagio del agente infeccioso aumenta, esa cobertura tiene que aumentar porque es inversamente proporcional. Si empezamos a recibir esas variantes en Puerto Rico y más ahora que estamos flexibilizando todo, eso hace que estas personas que se vacunan y se mantienen llevando a cabo conductas de alto riesgo, van a transmitir el virus de manera más efectiva porque estas personas posiblemente van a estar asintomáticas cargando una variante que es bien contagiosa”, concluyó.