"Adam Anhang, de solo 32 años, hijo, hermano, amigo, llegó a Puerto Rico para hacer negocios. Pero en la noche del 22 de septiembre fue asesinado viciosamente… primero pareció ser un robo, pero allí se dejaron sus pertenencias y la cartera de una mujer… Pero este caso no es sobre un robo. Es sobre muerte. Es una muerte por encargo. Una muerte que fue encargada por Áurea Vázquez Rijos, Jose Ferrer Sosa y Marcia Vázquez Rijos. Una muerte cometida por dinero, por el propósito de obtener $8 millones de herencia; el dinero que ella podía recibir de la herencia de Adam".

Esta fue la línea de apertura de la fiscal federal Jennifer Hernández durante su turno en las argumentaciones finales del juicio de asesinato por encargo que se lleva contra Áurea Vázquez Rijos, Marcia Vázquez Rijos y Jose Ferrer, en relación a la muerte del empresario canadiense Adam Anhang, en el año 2005.

Sus declaraciones parecieron no afectarle de ninguna manera a Áurea, acusada de liderar el presunto complot para asesinar a su entonces esposo, con la supuesta intención de cargar con una jugosa tajada de sus millones.

La argumentación de la fiscal era sustentada con imágenes en la sala en donde aparecía el canadiense tirado en el suelo, desangrándose, aquella noche del 22 de septiembre de 2005.

La sala del juez federal Daniel Domínguez estaba llena a capacidad. Antes de comenzar, se colocó un podio frente al panel del jurado y el juez impartió instrucciones a las partes. Pidió mostrar respeto por los jurados y apartarse de estilos "hollywoodenses" en los respectivos turnos.

"Denle espacio. No les hablen encima como si esto fuera Hollywood", expuso.

Se advirtió que sería un día extenso. La fiscalía había solicitado tres horas para las argumentaciones, mientras que la licenciada Lydia Lizarríbar, abogada de Áurea, solicitó dos horas y media, más una hora para cada abogado defensor de Marcia y Jose.

Los exnovios lucían un poco ansiosos sentados en la mesa de la defensa, muy atentos a todos los movimientos de la sala. Marcia llegó al tribunal este lunes luciendo diferente: decidió cambiar el color amarillo de su cabello por un rojo cobrizo. La mujer permaneció atenta a cada planteamiento de la fiscalía y solía comentarle cosas a su abogado al oído.

Hernández llevó a los jurados de vuelta a los meses previos al asesinato de Anhang y les recordó los puntos más importantes de las declaraciones de cada testigo. Narró aquel momento en que el canadiense llegó a Puerto Rico en el año 2003, con la intención de comenzar negocios en la Isla. Habló del momento en que conoció a Áurea en un restaurante y con la rapidez que comenzó a recibir beneficios económicos y materiales del canadiense.

Primero un carro, luego una mudanza juntos, más tarde un vehículo más lujoso y una casa en Ocean Park con empleada domestica.

Les recordó tambien, por ejemplo, el momento en el que el abogado Edwin Prado declaró que la mujer le había pedido que redactara las capitulaciones de manera relámpago, como en la boda solo asistieron sus familiares y amigos sin la presencia de nadie cercano a Adam.

Tambien habló de que a los pocos días del casamiento, Adam llamó a Prado para decirle que se quería divorciar. Tambien hizo hincapie en que Áurea se le acercó para comentarle que "un abogado le había dicho que estaba mejor con Adam muerto que vivo, de acuerdo a lo que estipulaba el pre-nup". Luego, hizo la pregunta: "¿Conoces a alguien que haga el trabajo para mí?".

La fiscal tambien les recordó a los jurados cuando el examante de Áurea, Alexis García Maisonet contó que una noche que habían estado juntos ella le había preguntado si conocía un 'hitman'. Relató cómo el testigo había dicho que pensaba que ella solo lo estaba probando porque el venía de Nueva York, sin embargo, meses más tarde, cuando la relación ya había concluido, le hizo la misma pregunta.

Hernández hizo todo el recorrido de las declaraciones de sus testigos, incluyendo cuando Alex "El Loco" Pabón, asesino confeso, narró como conoció al trío de acusados a traves de Jose Ferrer, a quien vendía marihuana en el negocio Pink Skirt, que el canadiense le compró a su entonces esposa.

Detalló la presunta reunión que inició en Pink Skirt y habría concluido en El Hamburger para planificar el asesinato. Y cómo Alex dijo que rechazó un cheque de la acusada para comprar un arma porque entendía que lo rastrearían.

La fiscal tambien abundó sobre el relato de la testigo Wilma Ríos, quien dijo que vio a un hombre ser asaltado y solo escuchó los gritos de hombre y no de mujer. Habló de cómo la testigo había pedido asistencia al 9-1-1 para un solo herido porque la mujer no lucía como tal, y la manera en que se preocupó por arreglar su vestido cuando se sentó en la camilla de los paramedicos.

"¿Recuerdan las últimas palabras de Adam? ¿Run, baby, run?. Pero Áurea no corrió en ese momento. Ese no era el plan. Alex continuó golpeando a Adam y golpeó a Áurea en la cara", dijo.

Hernández recordó al jurado cómo Áurea reclamó su parte de la herencia y cómo no visitó la Isla desde el año 2008, en adelante, y se armó de documentos falsos para seguir su vida en Israel, a donde quería huir desde Italia.

"Les anticipamos que la defensa argumentará que ella es una víctima, que Adam y Áurea eran la pareja perfecta y que falsificó los documentos para proteger a su hijas", dijo.

"Áurea fue la mente maestra, Marcia el punto de contacto permanente y Jose Ferrer el que pidió más dinero… Ellos no están por encima de la ley… Todos participaron en este crimen de Adam Anhang… Pedimos que consideren toda la evidencia que hemos presentado, el testimonio de los testigos de hecho, de los colaboradores, los documentos presentados… y que cuando los evalúen, usen en sentido común… En nuestro nuevo turno, les estaremos pidiendo que, a la luz de la evidencia que presentamos, encuentren a los acusados Áurea Vázquez Rijos, Marcia Vázquez Rijos y Jose Ferrer culpables de los cargos que enfrentan", concluyó la fiscal.