En Viena el erotismo del lápiz de Gustav Klimt
Viena - Inocencia y erotismo, seducción y fragilidad. Todo eso es capaz de expresar Gustav Klimt en la sencillez de sus dibujos y bocetos, una faceta de su obra menos conocida y que ahora centra una exposición en el museo Albertina de Viena.
Un total de 130 dibujos, del total de 4.000 que creó a lo largo de su vida el fundador del movimiento artística de la Secession vienesa, permiten a partir de hoy explorar desde otra perspectiva el proceso creador de Klimt.
Una ingente producción, menos conocida que sus pinturas, pero en la que se puede ver al Klimt más auténtico, más íntimo, según opinó hoy en rueda de prensa el director del museo, Klaus Albrecht Schröder.
'Ha pensado con el lápiz. Lo que tenía que decir, lo decía el dibujo', analizó.
La muestra, parte de los fastos de celebración del 150 aniversario del autor de 'El beso', sigue un trayecto cronológico.
Las primeras obras permiten disfrutar de la maestría de Klimt con el lápiz y el carboncillo en obras de un realismo casi fotográfico, entre las que se encuentran varios estudios historicistas y los bocetos que realizó para las pinturas que decoran la escalera principal del Burgtheater.
Una curiosidad de esta etapa es el diseño de billetes de 50 y 10 gulden para el banco Austro-Húngaro, el primer trabajo rechazado a Klimt por su ya incipiente modernidad.
La ruptura definitiva hacia esa modernidad que fue la fundación del movimiento Secession, se hace patente en lo estilístico en trazos más finos, más frágiles y en una gestualidad de los rostros que anuncia ya el futuro Expresionismo pictórico.
Los bocetos de lo que luego sería el Friso de Beethoven y varios esquemas de retratos de damas de la alta sociedad vienesa son parte de esta evolución pictórica.
Pero es a partir de 1903 cuando Klimt termina con la linealidad fluida que había dominado en su trazo. Cambia el carboncillo por el lápiz, comienza a usar el finísimo papel japón e intensifica su interés por el desnudo femenino y el erotismo.
El análisis que hace de la sensualidad en sus dibujos es de tal grado que incluso llega a superar el resultado de sus cuadros.
De esta etapa del 'estilo dorado' son los bocetos para obras tan importantes como 'Las tres edades de la mujer', 'Esperanza' o el mismísimo 'El Beso'.
Su interés por los temas eróticos lo llevan incluso a tocar temas tabú es sus dibujos, como el lesbianismo o la masturbación, en obras donde las figuras representadas oscilan en equilibrio entre la sensualidad y la disciplina.
La evolución temática y estilística sigue en la última etapa descrita en la muestra, los años finales antes de la muerte de Klimt en 1918, cuando se apartó de la actividad pública y se refugió en su estudio vienés.
Las series de bocetos para las obras 'La virgen', de 1917, y 'La novia', de 1918, son ejemplo de una mayor concentración en el tema erótico, en la representación de sus distintas perspectivas y momentos.
'Cada lámina es un análisis nuevo de la temática', definió hoy la comisaria de la muestra, Marian Bisanz-Prakken, ese pormenorizado acercamiento al erotismo femenino.
En lo técnico, la línea se relaja hasta la abstracción y el pintor coloca a sus figuras en posturas extremas y forzadas.
La muestra, que estará abierta hasta el 10 de junio, presenta obras que nunca antes habían sido expuestas y es la primera en cincuenta años dedicada en exclusiva a los dibujos de Klimt.
Antonio Sánchez Solís