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Mascarillas anti-COVID: de la protección a la tendencia de moda

Estas cubiertas se han convertido en un arma de lucha contra la enfermedad y en un símbolo que delata la personalidad de quienes las usan.

El trapero Bad Bunny comenzó a usar una mascarrilla antes de que la prenda se popularizara debido a la pandemia del coronavirus.
Foto: Juan R. Costa

Lo que inició como un artículo de protección ante la amenaza que representa el nuevo COVID-19, es ahora un artículo de moda que se fabrica en todos los colores, diseños y logos inimaginables. Sencillamente, las mascarillas han pasado a ser un “fashion statement”.

En Puerto Rico, la gobernadora Wanda Vázquez Garced pudiera tomarse como uno de los ejemplos de figuras que han optado por inyectarle algo de estilo a su mascarilla y ajustarla a la actividad en la que se presente.

Pero quizás el pionero fue el trapero Bad Bunny, quien incorporó la mascarilla a su "look" informal incluso antes de la pandemia, por lo que, quizás, la idea de usarla como accesorio, en la Isla, ya sea visto como algo "casual".

A finales del año pasado, cuando el coronavirus comenzaba su amenaza mundial, Bad Bunny organizó un evento benéfico en Puerto Rico y apareció con una mascarilla. Allí contó que la usaba “por salud y moda”, pero, en especial, como prevención porque se había enfermado bastante seguido.

No está solo.

La tendencia se repite en pasarelas y escenarios. En medio de la crisis, la alta costura subió a bordo produciendo mascarillas para trabajadores de primera línea, como el caso de los diseñadores, Christian Siriano y Ralph Lauren.

Además, Disney ya creó máscaras de Mickey Mouse, Baby Yoda y Marvel. En el mundo del entretenimiento, cómo olvidar cuando la cantante Billie Eilish, quien suele ocultar su rostro, arribó con una máscara Gucci a la ceremonia de los Premios Grammy en enero.

Aunque las mascarillas pueden ser una forma de expresión única, también pueden mostrar la imagen de la desigualdad social en momentos cuando este accesorio comenzó a escasear y su precio subió como la espuma.

“Bien al principio, no conseguía nada. Lo que se conseguía era desechable y estaba carísimo, y uno sin trabajo. Finalmente, conseguí a una costurera que las hacía de tela y, por menos dinero. Pagué para mí y para los nenes. Estas las puedo reusar. A los nenes les encantó porque se las hicieron de muñequitos”, relató a NotiCel Ángela Martínez, una residente de Bayamón, que está a cargo de sus dos nietos de 3 y 5 años.

Durante la pandemia, la gobernadora Wanda Vázquez Garced ha usado una variedad de mascarillas.
Foto: Juan R. Costa / NotiCel

Ese fue el mecanismo que esta abuela utilizó para sentirse protegida en medio de la crisis de salud, que llevó al gobierno a declarar un toque de queda como estrategia para controlar la infección. Como parte de las medidas de seguridad, el gobierno también recomendó usar una mascarilla o una cubierta sobre la boca y nariz para salir del hogar.

Más allá de la imagen

Sin embargo, la realidad es que, más allá de lucir bien y combinadas, hay una serie de requisitos que estas mascarillas deben cumplir para proteger la salud de quienes las usan.

De acuerdo a las guías de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC, por sus siglas en inglés), las cubiertas de tela para la cara confeccionadas con artículos del hogar o hechas en casa a partir de materiales comunes de bajo costo pueden usarse como medida adicional y voluntaria de salud pública. Pero garantizar el éxito de esta medida protectora, los CDC elaboraron una guía específica sobre su confección, que incluye las medidas y los materiales que se deben utilizar, tanto para que funcionen, como para prevenir otro tipo de riesgo a la salud, como el caso de asfixia.

Por ejemplo, especifica que “no se deberían usar en niños menores de dos años ni en personas con problemas respiratorios o que estén inconscientes, incapacitadas o no sean capaces de quitárselas sin ayuda”.

El secretario de Desarrollo Económico, Manuel Laboy (primer plano) y el coordinador del Task Force Médico, Segundo Rodríguez, usan mascarillas durante un programa para actualizar los datos de la respuesta gubernamental a la pandemia. (Twitter/Wanda Vázquez)
Foto:

Si bien el sector médico insiste en que lo primordial es la protección y la salud, hay diseñadores que han puesto todo su empeño en darle su toque único.

“Al ver la necesidad que había, en la que nadie estaba consiguiendo mascarillas, me moví a cubrir esa necesidad. En mi caso, me tardé un poco porque trabajo mucho con telas elásticas y no tenía retazos de tela de algodón. Y esto se tenía que hacer bien, porque más allá de vender, se trata de proteger”, explicó a este medio digital la diseñadora Cynthia Trigo.

“Lo que hice fue estudiar cuál es la tela que se supone que uno use. En mi caso, estoy pendiente a que los materiales no sean tóxicos, y esto es algo que siempre lo he hecho en mis trabajos. Si en lo ordinario siempre he estado muy pendiente a eso, más tenía que hacerlo con una pieza que va a estar en la cara. Los hospitales estaban pasando las guías con los materiales y especificaciones necesarias para hacer un producto que funcione. Además de eso, hice mi ‘research’ y hablé con una amiga de la familia que es doctora. Después de todo esto, hice el patrón y me tuve que mover bastante para dar con los materiales correctos”, añadió.

Ya en ese momento la diseñadora se había percatado de que la utilización de mascarillas se estaba convirtiendo en un "fashion statement". No dudó entonces en incorporar a las tuyas un toque de sabor mediante el uso de colores llamativos. “Mi enfoque era que sirviera, fuera funcional, pero ese colorido estaba ahí. Estamos pasando pasando época de tanto miedo, que quería incorporar colores porque dan alegría”, argumentó.

Accesorio protector

Los profesionales de la salud, en tanto, ven esto como una manera efectiva de protección y de prevenir, al mismo tiempo, la escasez en el equipo médico necesario para atender a los pacientes.

“Entiendo que es importante que todo el mundo tenga su cubierta. Siempre es necesario que cubra el área de la nariz y la boca y que tenga un ajuste correcto que cumpla con su propósito, que es proteger a las otras personas de tus secreciones. Eso es lo más importante porque, si todos nos protegemos de las secreciones de los demás, el contagio disminuye”, señaló la cirujana bariátrica Ana T. Santos.

No solo se trata de escoger la cubierta adecuada para evitar el contagio o la propagación del virus, también hay que tomar en consideración los materiales que se usan para elaborar que pieza que cubre el rosto.

En ese sentido, Trigo exhortó a mirar más allá de la apariencia de las mascarillas a la hora de adquirir la prenda.

“Me preocupa un poco que haya promoción de logos en las mascarillas y no sé si las personas conocen qué tipo de técnica están usando para imprimir. El consumidor no va a saber cuál es la técnica de impresión, porque hay muchos materiales que se usan que son tóxicos y de goma… La gente no puede olvidar que es algo que está en la cara y que se respira cualquier material tóxico. No está mal que pensemos en ‘branding’, pero hay que cuidar que no nos hagamos más mal que bien”, concluyó.

Periodista con más de 20 años de experiencia en temas de espectáculos, arte y cultura, tanto para el mundo de los impresos y como para el digital. Egresada de la Universidad de Puerto Rico, fanática de las novelas y de los cuentos de su hija.