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La Calle

La pesadilla de aprender en el suroeste

Además de la dificultad de tomar clases a distancia, los niños de esta región viven con la constante ansiedad de que, en cualquier momento, la tierra volverá a temblar.

Kharlly, de ocho años, Gerrie, de 11 y Gernino, de 15, son tres de los miles de niños en los pueblos del suroeste del país que han pasado muchas dificultades para poder tomar sus clases.
Foto: Suministradas

La pequeña Kharlly Castillo, de tan solo ocho años, inicia clases a las 7:30 de la mañana. Algo dormida todavía, se sienta en su cama, agarra la tableta que le proporcionó el Departamento de Educación y se conecta para poder atender sus clases de tercer grado.

Pero, además del sueño que siente a esa hora, la pequeña Kharlly, natural de San Germán, tiene que lidiar con el temor que la acompaña desde que en diciembre del año pasado comenzaron a registrarse los terremotos en la zona suroeste de la Isla y que aún son sentidos en esta región.

“Todavía llora mucho. Cada vez que tiembla -porque aquí sigue temblando- se va a la cama con nosotros porque se pone bien nerviosa y la tengo que dormir conmigo”, contó a NotiCel su mamá, Milagros Santana, quien relató que su residencia se vio afectada por los terremotos y todavía no han podido arreglarla.

Al igual que Kharlly y sus dos hermanos, Gernino de 15 años y estudiante de undécimo grado y Gerrie, de 11 y quien cursa sexto, cientos de niños en pueblos como San Germán, Lajas, Yauco, Sabana Grande, Guánica y Guayanilla, entre otros, no solo han tenido que vivir la difícil realidad de recibir educación a distancia en medio de la pandemia generada por el coronavirus, sino que, además, cargan a cuestas las dificultades que surgieron luego de los terremotos.

La falta de conexión a internet estable en algunas regiones, así como fallas constantes del servicio eléctrico y los recursos limitados de muchas familias, entre otras, son algunos de los obstáculos que los niños de esta región del país han tenido que superar, en un intento por mantenerse al día en su educación.

Además, no todos los niños cuentan con el equipo electrónico necesario para aprovechar al máximo las clases.

Según datos ofrecidos por el propio Departamento de Educación, 212,035 estudiantes se matricularon este semestre en el sistema de enseñanza pública del país. De esa cantidad, 153,461 tienen computadores, una diferencia de 58,574.

Mientras, apenas 126,146 de los estudiantes matriculados han registrado que cuentan con computadora e internet. Es decir, 85,889 estudiantes en todo Puerto Rico no cuentan con todas las facilidades necesarias para atender el semestre online.

“Cuando empezaron las clases, era un caos porque solamente teníamos una lap top y dos celulares y mi teléfono tenía la pantalla rota. Ya por lo menos, el Departamento de Educación le dio una computadora a cada uno, pero tuvimos que cambiar el plan de internet para que pudiera aguantar las tres computadoras a la vez. No es fácil”, contó Santana.

Además, tienen que lidiar con lo inestable de la electricidad, según indicó.

“Se sienten muchos bajones de luz y eso afecta los equipos”, sostuvo Santana, quien, además de supervisar a los niños en sus clases mañaneras, atiende su taller como artesana, mientras su esposo, Gerardo Castillo, trabaja fuera del hogar.

Pero, sobre todas las cosas, la sensación de que la tierra va a volver a temblar bajo sus pies afecta grandemente a los más pequeños.

Para la profesora Yamaris Padilla maestra de educación especial en la Escuela Elemental Urbana de Lajas, no solo los estudiantes, sino también los padres y los maestros experimentan tanta ansiedad que es casi imposible concentrarse.

Padilla recordó un temblor que se registró el pasado 29 de septiembre en horas de la mañana. Fue de magnitud 3.9 a unos ocho kilómetros al sur de la costa de Lajas, pero se sintió con intensidad V en toda la región.

“Mi hijo está en primer grado y cuando empezó a temblar, todos los nenes empezaron a gritar: ‘está temblando’ y hasta el maestro salió corriendo”, destacó Padilla.

“Cuando pasan fenómenos como este en medio de una clase, hay que darla por terminada para que los nenes se tranquilicen, porque se ponen tan nerviosos que no puedes volver a captar su atención. Es sumamente imposible”, agregó.

Padilla contó que algunos de sus compañeros perdieron completamente sus residencias a causa de los temblores y existen familias que están alojadas en casas de otros parientes y que todavía no saben cuándo regresarán a sus hogares. Eso implica que no cuentan con las condiciones ideales para poder aprovechar al máximo las clases.

“Es difícil para todo el mundo. Otra cosa: la realidad es que el internet no llega a todos los lugares con la velocidad que se necesita para sostener una videollamada o conectarse a ‘Teams’ (la plataforma que utiliza el DE para ofrecer las clases). Hay maestros que se tienen que mover a las escuelas y dar las clases desde allí porque no pueden desde sus casas”, sentenció.

EDUCACIÓN ALEGA DIO PRIORIDAD A LA ZONA SUROESTE

Por su parte, el secretario del DE, Eligio Hernández, dijo que su agencia tomó en consideración a los estudiantes afectados por los terremotos en el suroeste a la hora de repartir las computadoras y otras herramientas para facilitar su educación, al tiempo que confirmó que se trabajan en alternativas para atender la necesidad de planteles escolares que fueron afectados por los movimientos sísmicos.

“Consciente de los retos que representa la educación a distancia por la pandemia, y que para los estudiantes de la zona suroeste de la isla se acentúa a causa de los temblores, el equipo del Departamento de Educación (DE) dio prioridad en la distribución de computadoras y equipos electrónicos a la totalidad de la matrícula de esa región. Son ellos, estudiantes y personal docente, los primeros que ya tienen sus equipos. Asimismo, capacitamos en el uso de computadoras y sus programas a todos los educadores para que tengan las herramientas que les permitan estar en contacto con sus alumnos”, sostuvo Hernández en declaraciones a NotiCel.

El titular de Educación resaltó que los alcaldes han sido colaboradores del DE al poner a disposición de los estudiantes áreas, bibliotecas y espacios con conexión a internet.

“Esto ha sido un paso de avance y, en los próximos días, anunciaremos una iniciativa, entre varias agencias, de apoyo para acceso a la red”, sostuvo Hernández, quién agregó que el 60% de los módulos educativos están disponibles para la población estudiantil de esa zona y que los padres pueden coordinar con los maestros y directores para solicitar dicho material.

En cuanto a las estructuras para las escuelas que fueron severamente afectadas tras los temblores, el funcionario indicó que los ingenieros estructurales contratados por el DE y la Autoridad de Edificios Públicos aun realizan evaluaciones en muchas de las instalaciones para hacer sus recomendaciones.

“La seguridad de los estudiantes y el personal es la prioridad para este ejercicio. Recientemente, trabajamos en la obtención de fondos para reparar aquellas estructuras que sean aptas parciales y lograr convertirlas en parciales. Los movimientos telúricos aún continúan, lo que hace necesaria una reevaluación por parte de los expertos antes de comenzar los trabajos en los edificios”, sentenció.