Log In


Reset Password
SAN JUAN WEATHER
Opiniones

Topol

Columna del abogado y exrepresentante independentista Víctor García San Inocencio

El licenciado Víctor García San Inocencio, columnista de NotiCel.
Foto: Archivo/Juan R. Costa

El miércoles de esta semana murió en Israel a los ochenta y siete años Chaim Topol. El actor más logrado del pueblo hebreo, y acaso uno de los israelitas más conocidos del mundo, nos sorprende todavía, más de medio siglo después, con la interpretación que hizo de Tevye el Lechero, en la versión fílmica de la obra Violinista en el Tejado.

En Puerto Rico, Chucho, el mayagüezano de oro, popularizó una versión en español de uno de los temas del musical de 1964 que comenzaba con el verso "Si yo fuera rico..." , con un tarareo pegajoso con letra que hoy parecería copiada de los anuncios de la Loto y del "power ball", si tuvieran al menos una pizca de toque poético.

La trama de la película del 1971, por cuya interpretación Topol ganó el Globo de Oro, huye de la frivolidad al conjugar dramáticamente, el choque de la tradición defendida por el padre, y la modernidad representada por sus hijas que anhelan la libertad de contraer nupcias con quienes quieran. En la Rusia aún zarista de principios del siglo XX, los emigrados judíos, hijos del Éxodo, se funden a sus tradiciones y leyes en un impulso por la supervivencia de su Pueblo.

En la obra, Violinista en el Tejado, Topol, narra cantando cuitas, tramas y tribulaciones el choque entre dos mundos, dos tiempos y dos dimensiones la individual y la familiar.

Que un actor con la interpretación de un personaje pueda adentrarse en la conciencia de su audiencia y que su interpretación sea recordada medio siglo después, forma parte del milagro de las artes escénicas cuyo anfiteatro es el drama y cuyo escenario más amplio ha devenido el cine. Que un Topol o un José Ferrer dos décadas antes, con su Cyrano de Bergerac, o, una Rita Moreno con su Anita en West Side Story, puedan labrarse un nicho en la piedra de lo artísticamente trascendente, primero en el Teatro y luego en una película, es otro milagro.

Y... es que el cine ---la más largamente moderna de las artes--- nos ha llevado a mirar al mundo de forma distinta adentrándosenos en la conciencia, en la imaginación y en la forma misma cómo contamos, narramos e interpretamos la vida.

Quería recordar a Topol y de paso, a José Ferrer y a Rita Moreno, en momentos donde las artes escénicas van siendo avasalladas por la industria del entretenimiento, por la comercialización burda, generalmente hosca y bruta, por el simple juego efectista y los trucos sonoros. Que Topol, Ferrer y Moreno hubiesen sido cantantes y actores, y seguramente bailarines, habla no sólo de su capacidad, sino de su dedicación para desarrollar esos talentos con maestría. Que interpretaran personajes en otro idioma dice todavía más.

El trabajo artístico llama también a que pensemos sobre nuestro comercial y chabacano modo de no apreciar en su dimensión superadora las Artes ---y las Humanidades--- con todo lo que aportan a la búsqueda y encuentro con la belleza creativa y con lo que le imparte alma universal a la vida desde nuestra diversidad.

Chaim Topol murió ayer en Israel, en la sacudida cuna del judaísmo, del cristianismo y del Islám. Israel, pueblo hermano, cuyo Estado, con su gobierno cada vez más derechizado martiriza al también hermano pueblo Palestino. Quienes creemos que la Paz es realizable en todos los corazones y entre todos los pueblos del mundo tenemos quizás en la apreciación de las Artes una clave y un puente.

Es curioso que el Cyrano de José Ferrer, hubiese escrito cartas de amor para que su rival las enviase a la persona de quien estaba Cyrano enamorado en medio de un escenario de guerra. También , lo es el hecho de que la Anita de Rita Moreno en West Side Story, estuviese sufriendo las tempestades de un escenario de guerras entre gangas. La guerra como telón de fondo, parece haber predominado sobre la Paz como telón de fondo. Quizás haya que escribir más novelas, obras de teatro y guiones sobre la paz.

Si no vieron Fiddler on the Roof hace cincuenta y dos años, aprovechen ahora, que de seguro la mostrarán por televisión o estará en algunos de los servicios en las redes. No olviden escuchar el "Si yo fuera rico" de Chucho Avellanet. Sólo para añadir capas de hojaldre a lo que somos o seamos.

El autor es abogado, exrepresentante y excandidato a comisionado residente por el Partido Independentista Puertorriqueño. Posee un bachillerato en Ciencias Sociales de la Universidad de Puerto Rico y un Juris Doctor de la Facultad de Derecho de la misma institución. Tiene además un doctorado de la Universidad del País Vasco (2016).