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La Calle

Agricultura: ''Los daños son catastróficos''

El impacto del huracán Fiona en la agricultura de la zona oeste podría obligar a que varios agricultores cierren operaciones.

La finca de plátanos y guineos en la Bananera Fabre, en Sabana Grande, que quedó prácticamente destruida en su totalidad.
Foto: Suministrada

Lo primero que Alex Medina hizo cuando amainaron los vientos del huracán Fiona fue tratar de llegar a su finquita La Guarapera, en el barrio Palmar, en Aguada.

Allí, con mucho esfuerzo, levantó una siembra de cuerda y media de plátanos y dos de caña de azúcar.

Casi nada quedó de pie. El trabajo de muchos meses bajo el sol para mantener los productos que utiliza en su propio negocio, que lleva el mismo nombre, en pocas horas se convirtieron en escombros.

“¿Qué te puedo decir? Fue la frustración más grande del mundo. Tú ves que te jodiste sembrando en la finca para perderlo todo en un ratito…”, dijo Medina en tono resignado al conversar con NotiCel.

“Se perdieron todos los plátanos. La caña se acostó completamente y cuando eso pasa, se afecta, porque pierde el grado de calidad de la caña. Todo se fastidió…”, agregó el joven agricultor, quien estimó en sobre $30,000 los daños en su terreno.

La caña que se sembró en la Finca La Guarapera, en Aguada, también se perdió tras Fiona.
Foto: Capura de imagen

El huracán Fiona no tuvo la fuerza de María en sus vientos, pero tampoco le hizo falta para acabar con la agricultura del país. Sus vientos fueron lo suficientemente poderosos para afectar de manera significativa a pequeños, medianos y grandes agricultores de la zona.

Y es, precisamente, en la franja sur y oeste de Puerto Rico donde ubica “el pulmón’’ agrícola del país, justo la ruta que tomó el fenómeno atmosférico que afectó la Isla hace 12 días.

La destrucción en esta zona fue tal que, según Luis Curbelo, propietario de la finca La Perla, en Mayagüez, hay lugares donde todavía no ha sido posible estimar los daños.

“Hay gente que todavía no ha podido entrar a las fincas de tanto daño que sufrieron, mayormente en Yauco, Las Marías y Maricao. ¡Esto ha sido terrible!”, dijo Curbelo, quien en su finca de 60 cuerdas tenía sembrado café, plátanos, guineos y cítricos.

“El viento arrasó aquí con la estructura que tenía. Durante María, en las estructuras tuve daños menores, pero ahora se fueron techos completos. Se mojó todo el café que se estaba secando y ahora eso no sirve. Se perdió”, repasó Curbelo, quien estimó los daños en unos $100,000.

Parte de la estructura destruida en la finca La Perla, en Mayagüez
Foto: Suministrada

El café fue otra de las industrias muy golpeadas durante el huracán María. Y era este año cuando se esperaba una recuperación de ese producto tras el azote que recibieron con el huracán María en el 2017, ya que el promedio que le toma a un arbuso de café producir un fruto de alta calidad es, precisamente, cinco años.

El Departamento de Agricultura esperaba que la industria cafetalera lograra alcanzar los 50,000 quintales para esta cosecha.

Mientras, en la Bananera Fabre, en Sabana Grande, una de las fincas más importantes del país, el efecto fue devastador.

El extenso terreno de 442 cuerdas que era utilizado para la siembra de plátanos, guineos, papayas, limones, aguacates y vegetales, quedó destruida casi en su totalidad.

“Los daños fueron catastróficos. Hay unas áreas que definitivamente no se van a poder recuperar. Las siembras de tomate las hacíamos en estructuras de ambiente controlado, altamente tecnológico, pero los umbráculos (viveros) quedaron destruidos. Lamentablemente es un daño irreparable”, dijo apesadumbrado José Fabre, hijo, vicepresidente de la empresa agrícola.

Según explicó, solo en esa sección, laboraban de 35 a 40 empleados que se preparaban para lo que sería la cosecha de invierno. El año pasado, produjeron medio millón de libras de tomates.

‘’En el área de cultivo de plátanos y guineos, ahí tenemos que empezar de nuevo”, subrayó.

Los daños estimados alcanzan los $4.2 millones.

Muy poca de la cosecha en Bananera Fabre se pudo salvar.
Foto: Suministrada

Pero, sea una finca pequeña como la de Álex Medina en Aguada, o una mega industria agrícola como la de la familia Fabre, en Sabana Grande, el impacto es el mismo.

‘’Este golpe significa un atraso para todos los agricultores, que tenemos que empezar otra vez y en algunos casos estimo que el cierre de operaciones agrícolas es inminente”, destacó el también presidente de la Asociación de Bananeros de Puerto Rico, quien recordó que muchos agricultores apenas se estaban recuperando de los estragos de María y Fiona acabó por destruir lo poco que se había levantado.

Fabre aseguró que en las 13 fincas principales de plátanos y guineos que forman parte de la Asociación, el escenario es el mismo: pérdida total.

El secretario de Agricultura, Ramón González Beiró, estimó que los daños en la agricultura podrían rondar los $100 millones.

Sin embargo, para Curbelo, la cifra se quedó corta.

"¡No señor! Creo que el secretario de Agricultura puede estar equivocado en eso. Pienso que prospectivamente van a ser más de $300 millones. Esto nos tocó a todos”, sentenció.

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