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El fantasma de Fiona merodea el oeste

La falta de luz, agua y combustible impera en algunos sectores, lo que impide que regresen a la normalidad

Muchas comunidades en la zona oeste todavía no cuentan con luz eléctrica ni agua potable.
Foto: Lester Jiménez

Lo que hace once días fue el huracán Fiona, que con sus vientos dejó una nueva cicatriz en Puerto Rico, ya no queda casi nada.

Luego de castigar el Caribe, atormentar a las Bermudas y sorprender la costa atlántica de Canadá, hoy es apenas un grupo de nubes internado tierra adentro en el continente norteamericano.

Pero en Puerto Rico, principalmente en la zona oeste, parece que su fantasma rondando, como si se empeñara en evitar que la vida vuelva a la normalidad.

O, al menos, a la relativa normalidad que se vivía antes de su visita hace casi dos semanas.

Y es que fue por esta zona donde se paseó su centro, todavía como huracán categoría 1 y donde tomó fuerza, antes de golpear a República Dominicana en una escala mayor.

Aquí en el oeste, todavía la falta de luz, de agua y en algunos lugares de gasolina, recuerda a sus residentes que, aunque ya Fiona no aparece ni en las imágenes satelitales, sus efectos están vigentes y, en algunos casos, amenazan con intensificarse.

Sin luz, agua o diésel

La carretera PR-2, la principal arteria vehicular de toda la región, por momentos parece que fluye con normalidad. Pero solo eso, por unos momentos…

En Aguada, muy arriba de donde pasó su centro, un derrumbe interrumpió ayer el tráfico en dirección hacia Añasco. Enormes piedras cruzaron los dos carriles y fueron a parar a la valla protectora que divide la vía, producto de lo saturado que está el terreno.

Porque en el oeste sigue lloviendo.

Un derrume bloqueó por varias horas parte de la PR-2 en Aguada.
Foto: Lester Jiménez

Rumbo a Mayagüez, aunque la vegetación pareció soportar los embates del viento, la luz no lo logró.

La falta de electricidad se evidencia en la gran cantidad de semáforos que parece todavía no han despertado de la pesadilla.

En su lugar, decenas de efectivos de la Policía en las distintas intersecciones intentan dirigir a los conductores y mantener algo de orden en el tránsito. Ardua tarea.

A medida que el tráfico se acerca más hacia el sur, mayor es la cantidad de deshechos vegetativos, prueba de que por allí pasó algo grande.

En la Sultana del Oeste, aunque el viento no fue tan intenso como en otros sectores, el alcalde interino Jorge Ramos no ha parado de visitar barrios, intentando paliar las dificultades que enfrentan sus parroquianos, ante la falta de energía, de agua potable, de hielo y de combustible. Al momento de su encuentro con NotiCel bajaba de la comunidad La Maleza, luego de entregar cajas de agua a sus residentes que no cuentan con luz, agua, ni combustible.

Pero no solo en los barrios hay dificultades. Una de sus principales preocupaciones es la cantidad de residenciales púbicos que todavía no cuentan con energía eléctrica.

“Es una situación delicada porque lo que hemos visto no hay daños mayores (en el tendido eléctrico), pero no tienen servicio y en los residenciales, por ejemplo, las estufas son eléctricas. Eso crea un problema mayor porque no tienen dónde cocinar. Le hemos pedido información a LUMA (sobre cuándo estiman que regrese la luz) y nada”, sostuvo.

En algunos sectores, principalmente en las zonas rurales, todavía hay escasez de combustible.
Foto: Lester Jiménez

Ramos fue uno de los alcaldes que ayer levantó su voz ante la poca acción del consorcio para normalizar el servicio eléctrico en los pueblos del oeste y, aunque en el caso de Mayagüez, el casco urbano sí está energizado, en los campos y la mayoría de los residenciales todavía están a oscuras.

El alcalde interino lamentó que la comunicación con LUMA Energy no haya sido más efectiva y que no se pudiera establecer, hasta ahora, una colaboración efectiva entre los recursos del consorcio y los municipios.

“Si ahora mismo hay un árbol sobre una línea y ellos (LUMA) me lo notifican, yo voy con mis brigadas, tumbo el árbol y cuando llegue su brigada, se pueden dedicar exclusivamente a lo energético, a los cables. Pero no se está viendo esa comunicación y eso es lo que necesitamos. Ellos están trabajando por su cuenta”, se lamentó.

La montaña sigue sufriendo

Si difícil puede ser lo que se vive cerca de los centros urbanos, la historia se magnifica en las zonas rurales.

La falta de agua y luz es el denominador común entre los pueblos de Aguada, Rincón y Añasco. Allí, en el trayecto que conecta las carreteras PR-419, PR-411 y PR-412, conocida también como la "Ruta Gastronómica y Panorámica Sabor del Campo”, es una lucha constante para sobrevivir.

En el barrio Atalaya de Rincón, Iván Cordero llegó con una cisterna en su ‘’pick up’’ hasta un pozo de agua que fue construido y es mantenido por la administración municipal, y que sirve de oasis para los vecinos, no solo de Rincón, sino también de Aguada y Añasco.

Ni siquiera buscaba agua para su casa, que también está sin servicio, sino para dos de sus vecinos, personas mayores que están encamados y que no tienen quién les ayude.

Iván Cordero busca agua en un pozo comunitario para llevarle a sus vecinos.
Foto: Lester Jiménez

“Acá arriba, mientras no haya luz, tampoco va a haber agua porque hacen falta bombas para subir el agua acá arriba”, comentó resignado Cordero mientras llenaba con una manga la cisterna.

“Tú ves que el tendido eléctrico apenas ha sufrido y uno se pregunta ¿Por qué todavía estamos sin luz? Uno se desespera”, destacó.

Mientras, los negocios que forman parte de esta ruta gastronómica también han confrontado todo tipo de problemas.

Joan Villarubia, propietario del Restaurante Casa Linda, que ubica en el barrio Piñales Arriba de Añasco, pero colindante con Aguada, ha hecho de tripas corazones para tratar de mantener su negocio abierto en medio de la emergencia. Los gastos en combustible son enormes, además de la complicación para conseguirlo y llevarlo al negocio.

“Llevo más de $1,500 solo en diésel, sin contar la compra de mercancía, el sueldo de los empleados y mis gastos personales. Ha sido bien difícil”, dijo Villarubia.

A ello se suma que, en medio de la emergencia, el volumen de venta se ha reducido drásticamente en los pasados días, al punto que ha tenido que sacar de su pecunio para completar la nómina.

Pero, aún así, intenta mantenerse a flote para no cerrar, ya que, además de ser su principal sustento, cuenta con 17 empleados que también dependen del negocio para llevar el pan a sus casas.

Joan Villarrubia, propietario del restaurante Casa Linda, entre Añasco y Aguada, ha tenido miles de dólares en pérdidas desde el paso del huracán Fiona.
Foto: Lester Jiménez

“No puedo decir, ‘voy a cerrar y ya’ porque también tengo una responsabilidad con todo el equipo de trabajo. Hemos tenido que dividir los horarios para que todo el mundo tenga unas horas de trabajo. Aquellos que antes trabajaban 40 horas, ahora trabajan 20”, destacó.

Eduardo Figueroa, propietario de “El Cerro de Juaco”, la única lechonera en Rincón y lugar muy visitado los sábados en esta zona, no corrió con la misma suerte.

La falta de energía eléctrica y de agua potable lo llevó a tomar la decisión de cerrar su establecimiento hasta tanto se normalice la situación.

“Aguanté una semana, pero no pude más. Saqué los costos de mantener el negocio con planta y salí mejor moviendo la mercancía a mi casa y cerrar el negocio hasta que vuelva el agua y la luz”, dijo Figueroa, quien también estimó en miles las pérdidas, entre lo que dejará de devengar en venta, el gasto en combustible y la mercancía que “decidí regalarla para que no se perdiera”.

“Hay muchos comerciantes que realmente están perdiendo dinero, porque no es fácil mantener prendidos los equipos para mantener la mercancía, además del riesgo que conlleva que se dañen.

No para la lluvia

A medida que se acerca más el área suroeste, peor luce el panorama.

Hormigueros, San Germán, Sabana Grande y Cabo Rojo también sintieron el embate, especialmente en la agricultura.

El Río Grande de Añasco, que durante la emergencia se salió de su cauce y afectó grandemente la agricultura, todavía ayer exhibía parte de su furia de barro.

Lo mismo con el Río Guanajibo, en Mayagüez, quien fue uno de los últimos cuerpos de agua en toda la Isla en bajar su nivel y que todavía tarde la semana pasada estaba amenazando con desbordarse nuevamente.

Mientras, cada vez parece más lejana a posibilidad de una recuperación total, aunque, a juzgar por alcalde interino de Mayagüez, no todo parece ser culpa de Fiona.

“Tristemente, el oeste siempre se olvida. Incluso, lo vimos en los medios cuando se hablaba que ya el huracán no iba a tener un impacto por el medio de la Isla. Cuando dijeron que iba a ser por el oeste, como que minimizaron hasta los titulares. Eso siempre es así”, destacó Ramos, quien incluso dijo que hasta las ayudas para la recuperación han sido lentas.

“Te tengo que decir que estoy esperando un diésel que solicité hace cinco días para nuestros equipos y también para darle a los generadores de las estaciones de bombas de la Autoridad (de Acueductos y Alcantarillados0) y todavía no nos ha llegado”, detalló.

A eso de las 2:00 p.m. una nueva advertencia de inundaciones y fuertes tronadas entró en vigor para los pueblos de Mayagüez, Las Marías, Moca, Añasco, Rincón, San Sebastián y Aguada.

El cielo volvió a ponerse gris oscuro y la lluvia, junto con la falta de semáforos, complicó el tráfico en la PR-2.

A esa hora, volvió a parecer el fantasma de Fiona, que, a 11 días de su paso por esta zona, no deja de atormentar a los residentes el oeste.

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